Valencia

El Soro: «Vengo a vaciarme y ganarme mi sitio, pido a la gente que me espere»

Veinte años después y tras casi cuarenta operaciones, el valenciano vuelve a torear en público y vestido de luces

"El Soro" en una imagen de archivo
"El Soro" en una imagen de archivolarazon

Que los milagros existen, a pesar de lo que piensen escépticos de toda laya y condición, es algo que parece probado. Que se lo pregunten, si no, a Vicente Ruiz «El Soro», quien tras veinte años cojo y apartado de su profesión, torero, ha visto cumplido su sueño: volver a torear. Claro que tras este prodigio hay no poco esfuerzo y sacrificio. Cerca de cuarenta operaciones quirúrgicas, dolorosísimas sesiones de recuperación y rehabilitación, miles de horas de gimnasio y fisioterapia, una dieta espartana, dos años de reclusión casi monacal en el campo... y una fe inquebrantable han hecho posible lo que nadie creía: el próximo 17 de agosto, si Dios quiere y no surgen imponderables, en la plaza de toros de Játiva, El Soro volverá a torear.

–En vísperas de su reaparición todo lo pasado parece ya no contar, pero llegar a este punto no ha sido nada fácil...

–Ha sido muy difícil. Así es. Lo he tenido todo en contra. Y no únicamente eso, me he encontrado sólo en lo que ha sido algo así como una travesía del desierto. Lo que he pasado hasta ahora ha sido un auténtico calvario.

–Primero hubo que conseguir que se pudiese arreglar en lo posible esa rodilla que le retiró de los ruedos.

–Hubo que arreglar esa rodilla, para lo que tuve que someterme a 37 operaciones y sesiones de recuperación dolorosísimas. Pero también hubo que recuperar al hombre. Y eso tampoco ha sido nada fácil. El que, de repente, de golpe, te veas impotente para ejercer tu profesión... te desquicia. He tenido también que recuperarme de todas las turbulencias por las que ha pasado mi vida a lo largo de esos años, recuperarme de la pérdida de mi profesión, de perder a mi familia, de ver cómo desaparece el patrimonio que había reunido en todos esos años en activo... y todo lo que eso conlleva. Ha sido muy, muy duro.

–Luego ha tenido que alcanzar una forma física más o menos óptima para estar con garantías ante el toro.

–Devolver al cuerpo a una disciplina tampoco ha sido fácil. Ya sabes que me gusta mucho comer y tener que someterme a una dieta era un suplicio. Pero estaba en más de cien kilos y voy a reaparecer más o menos en el peso que tenía cuando estaba en activo veinte años atrás. El trabajo de Julio Portet, mi preparador físico ha sido extraordinario, así como el de los fisioterapeutas que me han tratado.

–En tercer lugar, había que volver a coger la confianza necesaria para estar ante la cara del toro.

–Eso ha sido a base de entrenamiento, de hacer mucho campo, de ir a tentaderos... Tengo que agradecer la ayuda que me han prestado tantos y tantos amigos. Ganaderos que me han abierto las puertas de su casa, de su ganadería, que me han dado toros, que me han apoyado y que han logrado que de esta forma haya vuelto a coger el sitio ante el toro.

–Pero, quizá, lo más difícil haya sido convencer a la gente de que esto iba en serio.

–Hay que tener en cuenta que estaba cojo, que he tenido que volver a aprender a andar. Nadie daba un duro por mi vuelta a los ruedos. Pero yo estaba convencido, mi actitud en estos últimos años ha sido muy recta, pero, claro, había que convencer a los demás. Era una lucha muy fuerte, muy difícil. Mi signo ha sido siempre luchar y tenía necesidad de volver a torear, de volver a sentirme torero. No se podía acabar todo así. Esto es algo que llevo buscando desde hace veinte años. Es una necesidad espiritual y una necesidad física. Aquella lesión fue cortar no sólo mi profesión, fue también cortar mi vida.

–Aún así ha habido presiones, zancadillas y obstáculos de mucha gente y de muchos sitios que no esperaba. ¿Por qué cree que ha habido tantas trabas y problemas para que El Soro volviese a torear?

–Ha habido sobre todo mucha desconfianza, mucha desconfianza hacia mi persona. Cuando me tuve que retirar de los ruedos pasé una época muy mala, como ya he dicho y hubo gente que pensó que era un irresponsable, que ya no iba a poder salir. Pero no tengo rencor a nadie. Yo creo en Dios y creo en mí y sabía que iba a llegar este momento, Tengo que darle también las gracias a todos los que me han apoyado, a mis amigos, a Eva, mi pareja, a la gente de Foyos, a todos los que me han ayudado. Gracias a Dios me encuentro totalmente preparado y capacitado para afrontar este reto.

–¿Y a qué Soro vamos a ver ahora?

–A un Soro nuevo, mucho más sereno, más reposado, más templado... pero sin renunciar a su esencia. Habrá banderillas, y habrá un par nuevo, el par del Micalet, que se va estrenar ese día y del que no quiero revelar cómo es. Quiero que sea una sorpresa para el aficionado que acuda a la plaza.

–¿Y después qué?

–Pues será lo que Dios quiera. Yo estoy para ir a donde me llamen. Al principio estaba mentalizado para torear sólo una corrida para reaparecer vestido de luces, para darme ese gustazo, pero ahora yo ya sé que no vengo de paso, vengo a quedarme. Voy a salir a ganarme nuevos contratos. Voy a ganarme mi sitio y pido a la gente que me espere. Vengo para vaciarme.

Los entrevistados hablan de La Razón

«Por supuesto que suelo leer casi todos los periódicos, los dos de Valencia y los de Madrid. Entre ellos, especialmente LA RAZÓN, porque dedica mucho espacio a los toros y la actualidad, es de los que más me interesan cada mañana».