Pamplona

La cornada a Castaño produce destrozos musculares pero no penetra en vientre

El diestro ha sido intervenido en la enfermería de la plaza y ante la gravedad del pronóstico ha sido trasladado al complejo hospitalario de Navarra.

El torero leonés Javier Castaño es corneado durante la cuarta corrida de abono de la Feria del Toro celebrada esta tarde en la plaza de toros de Pamplona. EFE/Villar López
El torero leonés Javier Castaño es corneado durante la cuarta corrida de abono de la Feria del Toro celebrada esta tarde en la plaza de toros de Pamplona. EFE/Villar Lópezlarazon

El diestro ha sido intervenido en la enfermería de la plaza y ante la gravedad del pronóstico ha sido trasladado al complejo hospitalario de Navarra.

El torero salmantino Javier Castaño, cogido de manera aparatosa al entrar a matar al cuarto toro de la corrida celebrada hoy en Pamplona, está siendo intervenido en la enfermería de una cornada que produce importantes destrozos musculares pero sin llegar a penetrar en el vientre.

Así lo ha confirmado a Efe el apoderado del torero, Hipólito, quien ha querido mandar un mensaje tranquilizador sobre el estado de salud de su poderdante, que podría retomar su actividad profesional en "15 o 20 días"si todo va bien.

"La cornada le ha abierto un músculo de la zona del vientre, pero gracias a Dios no ha entrado ni en el vientre ni ha llegado a afectar a otros órganos importantes, algo milagroso porque la manera de cogerle ha sido muy fea y la zona por donde ha entrado el pitón era también muy delicada", asegura Hipólito.

En estos momentos, justo cuando la cuarta de los Sanfermines acaba de finalizar, Castaño sigue siendo intervenido en la enfermería de la plaza, en cuyos aledaños se encuentra las cuadrillas, allegados, profesionales y compañeros de la tarde de hoy, Emilio de Justo y Gonzalo Caballero.

El momento del percance de Castaño vino a la hora de ejecutar la suerte suprema. El astado, de la ganadería de José Escolar, se le puso por delante a la hora del embroque y "cazó"al espada salmantino a la altura del bajo vientre, colgándole del pitón y zarandeándole antes de arrojarle con violencia sobre el albero.

Una vez allí el animal volvió a hacer por él, propinándole una severa paliza, antes de que las cuadrillas pudieran zafarle de las astas del "escolar"y conducirle a toda prisa a la enfermería de la plaza.