Ferias taurinas
La feria sigue al galope
Diego Ventura y Leonardo Hernández abren también la puerta grande
Albacete, 10 de septiembre. Tercera de feria. Casi lleno. Toros de ángel Sánchez y Sánchez para rejones, bien presentados y de poco juego.
Sergio Galán, pinchazo hondo y rejonazo (saludos); rejonazo (oreja).
Diego Ventura, rejonazo (oreja); rejón, (dos orejas).
Leonardo Hernández, rejón (oreja); rejonazo (oreja).
El siempre difícil día después se solventó con un nuevo éxito y el primer tercio de la feria se cerró con un triunfal festejo de rejones. Una función que casi llenó la plaza... y sus aledaños, puesto que antes de que comenzase la corrida varios centenares de aficionados y curiosos colapsaban los accesos al patio de cuadrillas viendo cómo preparaban a los caballos que luego iban a actuar.
Y pese a que el ganado no fue precisamente colaborador, los tres rejoneadores dieron una buena tarde de toros y la puerta grande se abrió para que por ella saliesen dos de los participantes. Diego Ventura fue el primero en ganar ese honor. Tuvo un primer toro distraído al que tuvo que dejar llegar mucho para encelarle, regulando las distancias al milímetro. Y con «Lío» armó otro banderilleando, quebrando a un palmo de a cara del toro y clavando siempre en todo lo alto. Y con «Remate» remató una faena soberbia en la que también dio mucha fiesta al respetable.
El quinto fue muy a su aire, desentendiéndose pronto de los caballos y buscando raudo el refugio de las tablas. Banderilleó Ventura con facilidad, prodigando quiebros y giros que calentaron el ambiente, sacando adelante una labor siempre a más que tuvo su punto culminante cuando banderilleó quitando el cabezal a su corcel «Dólar», matando luego con eficacia y consiguiendo otras dos orejas.
Comenzó cuesta arriba la tarde para Leonardo Hernández, ya que se le fue muy abajo el primer rejón de castigo y el astado lo acusó. Poco a poco fue remontando la situación hasta ser ovacionado al banderillear a dos manos con «Despacio», logrando su primer oreja al matar con prontitud.
Tampoco le dio facilidades el que cerró plaza, desengañándose pronto y buscando a la menor ocasión los terrenos de chiqueros, obligando a su matador a perseguirlo por todo el ruedo para intentar fijarle y meterle en batalla. Aceptó mucho riesgo para sacar partido de este astado, logrando la segunda oreja a base de coraje y casta. Y de un rejonazo fulminante que tiró sin puntilla al de Sánchez y Sánchez.
También buscó la huida el toro que abrió, amagando incluso con saltar al callejón. Sergio Galán le paró con solvencia con «Amuleto», luciéndose al llevarle a dos pistas y firmando un quehacer sólido y de técnica perfecta que no tuvo premio al enfriarse la gente cuando el animal tardó en doblar.
No se acabó d emplear el cuarto, que parecía embestir con dos velocidades. Se cruzó muchísimo Galán con él al banderillear y dejando un piafé muy bonito, siendo el rejoneador el que hiciese todo el gasto ante un astado imprevisible. Los pares a dos manos con “Apolo” levantaron una faena siempre a más, esforzada y muy trabajada que fue premiada con una oreja.
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