Valladolid
Talavante sale a hombros en Valladolid
Alejandro Talavante, dos orejas; Sebastián Castella y Andrés Roca Rey, un apéndice cada uno.
Valladolid. Se lidiaron siete toros de la ganadería de Núñez de Tarifa, uno de ellos (el 4º) sustituto de otro devuelto a los corrales por su invalidez. Excepto el cuarto bis y el quinto, que han sido nobles y han tenido movilidad, el resto ha sido un conjunto de «inválidos», que han estado a punto de dar al traste con la tarde. Tres cuartos de entrada.
Sebastián Castella, silencio y oreja.
Alejandro Talavante, silencio y dos orejas.
Andrés Roca Rey, oreja (tras aviso) y silencio.
El primero de la tarde cogió a Castella cuando toreaba a la verónica. Repuesto del susto, realizó una faena muy aseada pero carente de emoción ante un toro muy protestado por el público por su acusada invalidez. Brindó Castella al público su segundo enemigo ante el que realizó una gran faena presidida por el temple, la despaciosidad y el buen gusto.
El público solicitó la devolución del segundo toro tras derrumbarse en el caballo. Al negarse el palco presidencial, los tendidos no dieron importancia a nada de lo que hizo el diestro con este toro. El brindis al público de su segundo hizo concebir muchas esperanzas, pero el toro se acabó pronto aunque, pese a ello, Talavante enardeció a los tendidos con sus «arrimones» espeluznantes.
Roca Rey, en su primer toro, imprimió a su labor una gran emoción de la que carecía el toro en una faena de valor sin aspavientos, de desprecio al peligro, y de artística belleza. No pudo reeditar en el último toro su actuación del primero, ya que el animal llegó absolutamente «apagado» al ultimo tercio y el toreo fue imposible. EFE
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