Feria de Bilbao

Tres novillos para encumbrarse en un frío comienzo de curso

Buena novillada de Sánchez Herrero en Madrid

Derechazo de Curro de la Casa, ayer, en Las Ventas
Derechazo de Curro de la Casa, ayer, en Las Ventaslarazon

Las Ventas (Madrid). Primer festejo de la temporada 2014. Se lidiaron novillos de Hermanos Sánchez Herrero, bien presentados, cuajados, parejos y de buenas hechuras. Destacaron 1º, 5º y 6º, los tres con opciones. El 1º, abanto de salida pero muy noble en la muleta; el 2º, rebrincado y con poco recorrido; el 3º, sin fuerzas; el 4º, manejable; el 5º, noble y con buen fondo; y el 6º, bravo, con movilidad y clase en la muleta, gran novillo. Más de un tercio de entrada.

Luis Gerpe, de azul rey y oro, estocada (saludos); estocada, aviso, descabello (silencio). Curro de la Casa, de burdeos y oro, estocada contraria, aviso (palmas); bajonazo, aviso, dos descabellos (silencio). Javier de Prado, de nazareno y oro, estocada trasera y caída (silencio); pinchazo, estocada casi entera, aviso (silencio).

«Milagroso» abrió la cuenta. El colorado de Hermanos Sánchez Herrero –que mandaron un encierro de «toritos», bien presentado, parejo y a un mes de dejar de ser novillos– levantó el telón de la temporada 2014 en Las Ventas. Nueve largos meses por delante cargados de ilusiones, esperanzas, nervios, alegrías, decepciones... Mil y una sensaciones en busca de esa bendita gloria. El díficil y precioso misterio del toreo. Con este «Milagroso», sangre Aldeanueva, regresó Luis Gerpe a ese Cónclave de los sueños, que ya le había visto pasear sendas orejas de novillos de Villamarta y El Montecillo en los dos veranos anteriores. Sin embargo, hubo dos sin tres. Gerpe demostró oficio con un abanto que se templó en la muleta, muy noble el utrero. Le dejó buenos derechazos, bien ligados como todo el conjunto, pero faltó esa pizca de arrebato para que el tendido se enganchara. Tan sólo logró esa comunión en las ajustadísimas bernadinas del epílogo.

En el cuarto, manejable y sin maldad, tras el sainete de su cuadrilla en el tercio de banderillas planteó otra labor sobria y bien estructurada, pero al guiso le volvió a faltar pimienta. Muy efectivo, eso sí, toda la tarde con la espada.

Curro de la Casa, que se había hecho presente en el primero con un ceñido quite por gaoneras, sorteó primero un castaño noblón pero muy rebrincado, que se acostaba en el viaje y se quedaba muy corto. Le avisó en el segundo estatuario con una colada de quitar el hipo, que le hizo desistir y echarse la pañosa a la izquierda. Hubo buenos muletazos sueltos, especialmente uno largo y profundo de pecho, pero faltó rotundidad. Pese a todo, firmeza y tesón del alcarreño, que aguantó los parones a mitad de arrancada de su rival. Lo despachó dignamente con premura y escuchó tibias palmas desde el callejón.

Ante el quinto, se gustó a pies juntos en los de recibo. Hubo un par de delantales llenos de gusto. La bondad y movilidad del astifino novillo nos hizo concebir esperanzas. Podía ser. Pero, entre enganchones y desarmes, el asentado trasteo tuvo demasiados altibajos.

Javier de Prado no tuvo demasiada opción ante el flojo tercero. En el último tercio, no remontó el utrero y claudicó repetidas veces. Era una quimera, pero el cacereño, poco rodado, tampoco acertó a poner lo que le faltaba a su rival. Insípido.

Todo lo contrario, en el excelente y bravo sexto, novillo de nota. Un «Escritor» ideal para poner en órbita una carrera. Pronto, bravo y con transmisión. De Prado tomó bríos en las banderillas, que le pidieron sus partidarios desde el tendido, abusó de sus ganas y cayó en el excesivo populismo. Alardes, desplantes y gestos constantes para granjearse la complicidad del respetable, justo en las Antípodas de lo que gusta en Madrid. Mucho empeño y poco brillo. Silenciado de nuevo, quedó claro que era el más nuevo de una terna que dejó escapar una oportunidad de oro para catapultar sus carreras.