Toros
Una plaza centenaria y repleta en el adiós de Francisco Rivera
Ronda se echó a la calle, a la vera de ese tajo que invita a lo infinito, engalanada, lució espléndida para esperar a los toreros. Los toreros machos que ataviados de goyescos, de época, harían el paseíllo después sobre la arena que inmortalizó el gran Antonio Ordóñez. Aquí reposan sus cenizas, a los pies de toriles, por donde cada tarde de festejo salen los toros con toda su furia a cuestas, los que hieren, los que matan y los que elevan, por la gracia de dios, a los toreros, presos de su propia vocación de torero, al altar de la gloria. Esperaba Ronda repleta, al sol, a la intemperie y a lo que hiciera falta. Bella. Llena. Repleta. Y feliz. Celebrando una vieja tradición como recién estrenada: la de la tauromaquia. Su tradicional Corrida Goyesca que creó el Niño de la Palma, el bisabuelo de Francisco y Cayetano, en honor de Pedro Romero.
Llegaron a la centenaria plaza de Ronda, inconfundible y bella, en coche de caballos y entre aclamación popular. Uno detrás de otro. Seis toreros seis para festejar la LXI tradicional Corrida Goyesca de la plaza rondeña. El rejoneador Diego Ventura, Francisco Rivera, El Fandi, Perera, Castella y Cayetano. El paseíllo número quince que hacía Francisco Rivera, «Paquirri» en los carteles desde que en 2008 decidió anunciarse con el apodo de su padre, y era el de la despedida. Sangre torera tiene en las venas a borbotones. Era la tarde de su retirada y para la ocasión se enfundó un vestido diseñado por su mujer, Lourdes Montes. Un vestido goyesco de color azul marino y oro, azul noche que tiene más poética, en terciopelo, bordado en oro viejo y con pasamanería celeste. Tuvo que esperar a segundos antes de que saliera su toro para escuchar la ovación homenaje.
Se colgó el cartel de «no hay billetes», como bien colgaba en las taquillas de la plaza, y no se quisieron perder el festejo caras conocidas como la de Carmen Calvo, ex ministra de Cultura que además dio el pregón; el periodista José María García, los cantantes José Manuel Soto, Rafael Serna y Manuel Lombo o los matadores de toros Salvador Vega, Luis Bolívar, Curro Vázquez y Morante de la Puebla en el callejón de la plaza rondeña. Fue la fiesta de Francisco, el día de su despedida.
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