Sevilla

Voluntad y arrojo en una novillada sin pena ni gloria en La Maestranza

Juan Leal se enrosca con el novillo de Villamarta, ayer en La Maestranza
Juan Leal se enrosca con el novillo de Villamarta, ayer en La Maestranzalarazon

Sevilla. La Maestranza (Sevilla). Se lidiaron novillos de Villamarta, bien presentados, nobles y manejables. Media entrada. Fernando Adrián, saludos y saludos tras aviso; Juan Leal, silencio y silencio; Álvaro Sanlúcar, saludos y saludos.

La atardecida maestrante de ayer domingo no quedará por mucho tiempo en la memoria de los aficionados. Acompañó el tiempo soleado y plano de viento, hubo algo menos de público que siete días antes, quizás por la coincidencia con el fútbol o por el cercano traslado de la Virgen del Rocío. O por las playas, pero se cubrió el aforo en torno a la mitad, lo que no está mal. La novillada de Villamarta tuvo movilidad y buen son y los espadas anduvieron prestos, aunque sin romper. No fue ni tedioso ni brillante.

Fernando Adrián cumplió con el capote ante el novillo que abría la tarde, un ejemplar codicioso y que punteó el engaño. El madrileño comenzó pronto con la zurda, metido ya en la faena de muleta. Estuvo aseado en una labor con altibajos, cuando fue un novillo más de alto que de bajo. Buena concepción del toreo, aunque le faltase emoción a su trasteo.

Al cuarto de la tarde lo dejó en los medios y allí comenzó su labor, sobre la derecha en esta ocasión, con tandas más que aceptables. Al novillo le costó más embestir por el izquierdo y, los naturales, resultaron menos lucidos. Por eso, centró el trasteo sobre la diestra aunque la faena no terminara de levantar vuelo.

Juan Leal estuvo dispuesto, intentando acoplarse con un novillo que tomó la muleta algo descompuesto y distraído. En las tandas sobre ambas manos lo llevó toreado pero faltó transmisión, pues el conjunto pecó de sosería. El francés optó por un arrimón ya en el tramo final.

Por todo ello, se fue a portagayola a recibir al quinto, siendo arrollado en uno de los lances posteriores. Brindó a nuestro compañero en la información gráfica, Mauricio Berho, un detalle, pues es su apoderado. Compuso una faena templada sobre la derecha, suave, aunque mientras pasaron los límites que acoge el entusiasmo. Por la zurda le punteó la muleta y resultó más deslucida la serie. Todo se fue diluyendo. Ni bien ni mal en ese tono medio que no conduce a ninguna parte.

Álvaro Sanlúcar compuso verónicas aceptables al tercero, ganando terreno y llegando a los medios. Su faena de muleta tuvo un buen comienzo, sobre todo en las tandas por la derecha, con temple y gusto. El novillo se desplazó bien y lo aprovechó el novillero. Lástima que al tomar la izquierda bajó el nivel y la faena se vino a menos. El sexto tuvo fijeza pero le costó un mundo embestir, había que ponérsela muy cerquita de los pitones, para que la tomase. Lo intentó el novillero, más sobre la diestra, aunque no pudo pasar de voluntarioso.