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Indra lidera la transformación de la Defensa en España

Está cerrando alianzas estratégicas para ganar músculo y competir con los gigantes europeos del sector

José Vicente de los Mozos, consejero delegado de Indra, y el presidente de la compañía, Marc Murtra
José Vicente de los Mozos, consejero delegado de Indra, y el presidente de la compañía, Marc MurtraIndra

La guerra de Ucrania ha convertido la seguridad en una de las grandes preocupaciones de las democracias occidentales. Los presupuestos de defensa alcanzan cifras récord mientras la OTAN recupera su protagonismo y la UE acelera la puesta en marcha de grandes programas tecnológicos con los que apuntalar la autonomía y capacidad de disuasión del continente.

Pero subirse a este tren en marcha plantea un enorme desafío para la industria española, que no cuenta con el tamaño ni la capacidad de inversión para asumir la dirección de los programas de mayor envergadura y complejidad tecnológica.

En este contexto, el presidente de Indra, Marc Murtra, apremiaba al sector el pasado mes de mayo en la Feria Internacional de Defensa celebrada en Madrid para crear «campeones nacionales» con la capacidad de inversión y escala necesarias para competir en Europa y defender sus intereses en Bruselas.

Para la compañía, este es un reto inaplazable que asume como propio, razón por la que el nuevo consejero delegado de la compañía, José Vicente de los Mozos, ha tomado personalmente las riendas del negocio de Defensa y Seguridad de Indra y fijado cuatro ejes de acción para la compañía que se resumen en tracción, transformación, tecnología y talento.

Una declaración de intenciones que no ha tardado en transformar en hechos. El pasado 11 de julio, el presidente y el consejero delegado cerraban un primer acuerdo estratégico con una de las mayores empresas de defensa españolas por facturación, Navantia, para explorar oportunidades de negocio y desarrollar soluciones digitales en el ámbito naval y terrestre.

Un acuerdo que permite, sobre todo, que ambas compañías ordenen y den coherencia a sus principales líneas de I+D para sacar el máximo partido a cada euro invertido y cubrir mejor las necesidades del Ministerio de Defensa español y del mercado internacional.

Tan solo una semana después, la compañía volvía a cerrar una nueva alianza. José Vicente de los Mozos se sentaba con el presidente ejecutivo del Grupo Oesía-Tecnobit, Luis Furnels, para sellar un acuerdo de colaboración para desarrollar sistemas de defensa de vanguardia. El objetivo en este caso: sumar la excepcional capacidad de hiperespecialización del Grupo Oesía-Tecnobit en determinadas tecnologías, como la fotónica, y dar un nuevo paso adelante en la creación de un ecosistema industrial que refuerce la posición española en Europa.

Conciliar posiciones en una industria de defensa tan atomizada como la nuestra no es, sin embargo, una tarea sencilla y, para conseguirlo, Indra está teniendo que jugar muy bien sus cartas.

La primera baza con la que cuenta la compañía es su buena situación financiera, que le deja las manos libres para seguir creciendo tanto orgánica como inorgánicamente. De hecho, la facturación de la compañía no deja de aumentar trimestre a trimestre y esta misma semana ha presentado unos resultados semestrales excepcionales, con unas ventas y EBIT creciendo a doble dígito y una revisión al alza de sus objetivos para 2023. También ha anunciado que presentará en el primer trimestre de 2024 su plan estratégico para los próximos años que ha bautizado como «Leading the future».

La segunda carta es su condición de coordinador nacional del FCAS, el complejo programa impulsado por Alemania, España y Francia para desarrollar el sistema de defensa aérea del futuro, basado en un avión de combate de sexta generación que volará escoltado por drones, operando de forma conjunta como una única entidad gracias a su sofisticada nube de combate. Esta iniciativa, dotada de una inversión de varios miles de millones euros, supone un auténtico reto de ingeniería, que requiere la maduración más allá del estado del arte de un amplio abanico de tecnologías, muchas de ellas de carácter dual, lo que está obligando a todas las empresas tecnológicas españolas a arrimar el hombro y colaborar. El programa FCAS se ha convertido de esta forma en un fantástico campo de pruebas en el que Indra puede comprobar las capacidades reales de cada empresa y estudiar cómo encajan en el puzle de la defensa.

Por último, Indra ha demostrado una enorme capacidad competitiva en Europa, tras haberse incorporado en los últimos años a medio centenar de programas de I+D financiados por la Unión Europea a través del recién estrenado Fondo Europeo de Defensa, asumiendo además el liderazgo en varios de ellos. Una posición privilegiada que la compañía está aprovechando para facilitar la incorporación de empresas medianas, startups, universidades y centros de investigación a proyectos a los que de otra forma tendrían muy difícil llegar, actuando de facto como el auténtico prime del sector.

En definitiva y tal y como resume el consejero delegado de Indra, Jose Vicente de los Mozos, «Indra tienen la capacidad de traccionar el ecosistema de defensa y tecnológico nacional como contratista principal desde una perspectiva de proyecto país y con una aproximación colaborativa con toda la cadena de valor. Debemos liderar la integración del sector a través de diferentes mecanismos, no solo la adquisición, sino también mediante acuerdos tecnológicos con diferentes empresas para posteriormente dar el paso en el entorno internacional».