Protección solar

En las elecciones generales habrá que votar con la máxima protección solar. Algún político ya ha salido achicharrado en los comicios locales y regionales. Ciudadanos ha terminado escaldado sin posibilidad de acceder a la unidad de grandes quemados. Su principal líder espiritual, Inés Arrimadas, se vistió con el traje rosa de las decisiones trascendentales para decir adiós. Otros partidos están repletos de ampollas a punto de estallar. Le ocurre a Podemos que presenta un morado cárdeno. Muchos de sus cargos regionales se han quedado lilas, expulsados del poder por la ausencia de votantes. La otra izquierda, Sumar, tiene problemas con la agregación. Sus principales fuerzas han restado apoyos en Cataluña o Valencia.

Entretanto, Pedro Sánchez se lanza al contrataque como si comandara una carga de la caballería ligera con la esperanza de sobrevivir políticamente, a los cañonazos cruzados de la derecha y del tacticismo de sus propios aliados, como Bildu y ERC.

Enfrente, un PP que desea seguir navegando la marea creciente, con una singladura sosegada, sin tropezar antes de tiempo con los acantilados de VOX. El PP tiene la ventaja de la inercia generada por la victoria. A la vez, Feijoo debe frenar los ímpetus de algún dirigente novato que pretende llegar a la poltrona antes de tiempo.

Sánchez lucha por salir ileso como presidente y líder del PSOE. Los aplausos exagerados, acompasados, de su grupo parlamentario intentan tapar el ruido de la tormenta que se aproxima. Al menos cuenta con una tendencia favorable en el empleo y en la economía. En contra, un acaloramiento en expansión y un sol de justicia. En estas elecciones hay poco que esconder, es lo que tiene votar en bikini.