La crónica

Puigdemont amenaza ya al PSOE: «Se merece un primer toque de atención» por sus malas maneras

Moncloa confía en calmar la primera rebelión parlamentaria de Junts con la amnistía como vía de extorsión

Estrasburgo (Francia), 13/12/2023.- El presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez (d), durante la intervención del eurodiputado Crales pUIGDEMONT, en el debate sobre la "Revisión de la Presidencia española del Consejo", este miércoles en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia.- EFE/RONALD WITTEK
Parlamento Europeo en EstrasburgoRONALD WITTEKAgencia EFE

Junts –Carles Puigdemont– se ha rebelado ante la votación de los dos primeros decretos ley enviados por el Gobierno al Congreso, y que son vitales para Pedro Sánchez, el llamado decreto ómnibus sobre Justicia, función local y mecenazgo, y el de medidas anticrisis, que contiene compromisos adquiridos con Bruselas para acceder al cuarto desembolso de los fondos europeos y recoge la continuidad de las medidas contra la inflación.

Moncloa ha dedicado mucho esfuerzo a este último real decreto, que, aunque ha fijado su votación, junto con otros dos, para la semana que viene, tendría de plazo hasta principios de febrero para convalidarlo. Su deseo era que fuese el primer instrumento por el que conseguir aglutinar de nuevo a todos sus socios en una misma votación al servicio del liderazgo del presidente del Gobierno. «No sería políticamente correcto», sostienen, votar en contra de medidas que redundan en beneficio de los ciudadanos. Si los decretos no se aprueban decaen, y el proceso empieza desde el principio, deben volver a pasar por Consejo de Ministros, reformulados o troceados para conseguir el aval de los partidos independentistas y nacionalistas. Las CC AA tienen margen para actuar en el ámbito de sus competencias y prorrogar las bonificaciones que de ellas dependen, de confirmarse esta semana la estrepitosa derrota del Gobierno.

Puigdemont va explicando que pretende amargar a los de Moncloa este éxito porque el PSOE «se merece un primer toque de atención», un primer pellizco, por sus malas maneras, más propias de un partido que tiene una mayoría amplia que de una formación que se encuentra en la situación de mayor precariedad parlamentaria de la historia democrática. Se quejan los de Junts de lo mismo que han cuestionado los otros socios de Sánchez en el pasado, de que no les informan con tiempo, y de que ya está bien de meter en un mismo texto una colección de medidas sobre las que no ha habido oportunidad de debate.

Además, en el caso del decreto ómnibus que afecta a la Administración de Justicia, la queja se extiende porque hay sospechas de que toca a la amnistía, no facilitando que el Poder Ejecutivo limite la capacidad de recurso de los tribunales. Quienes están cerca de Puigdemont le han escuchado decir que es mejor dar el toque de atención ahora, que dentro de tres o cuatro decretos más, y que ésta es una manera, asimismo, de diferenciarse de ERC, que según le echan en cara los de Puigdemont «tragó y tragó» en la pasada legislatura.

La decisión final la tomarán en el último momento, y ésta es una máxima que va a presidir toda la legislatura y todos los debates parlamentarios, no solo para Junts sino también para el resto de los socios, conscientes de que su voto es imprescindible en cada votación. Además, el lío a Sánchez no le puede venir solo del lado del independentismo, sino también de Podemos. De Sumar afirman que «perro ladrador, poco mordedor» porque Yolanda Díaz no puede votar en contra de mantener su silla en el Consejo de Ministros. Pero otra cosa es lo que hagan los cinco diputados de Pablo Iglesias.

El entorno de Sánchez, que sigue envalentonado y convencido de que tiene la sartén por el mango, ha incluido los tres decretos pendientes de convalidación en el Pleno de la semana que viene, confiados en que la tramitación de la amnistía tiene fuerza suficiente como arma de chantaje para que Puigdemont «agache» la cabeza y se deje de ir lanzando amenazas con desestabilizar la Legislatura.

La solución a este pulso se conocerá este miércoles, pero deja en el aire la pregunta de qué hará el PSOE para «agachar» la cabeza a sus socios cuando la amnistía ya haya hecho efecto, y, añadido a esto, cuando se haya aclarado el panorama en Cataluña en la cita con las próximas elecciones autonómicas.

Junto con la tensión parlamentaria, el 2024 le trae al Gobierno un entorno muy conflictivo en lo político, en lo institucional, en lo territorial y en lo judicial.

Las urnas europeas reflejarán el volumen del apoyo al Partido Socialista y al PP, pero serán también decisivas para los dos extremos: Sumar y Vox se juegan más que todos los demás.

Las urnas gallegas confirmarán el liderazgo de Feijóo al frente del Partido Popular o lo pondrán en cuestión. El listón es evidente: revalidar la mayoría del PP. Y es aconsejable tener en cuenta que conseguir ese objetivo no es tan fácil como parece.

Las urnas vascas decidirán más que la primera posición cuantitativa al frente del nacionalismo vasco, que en este momento parece más propicia para el PNV.

Y en las posibles urnas catalanas, quizás a finales de año, se dirimirá la competición entre Junts y ERC, el peso político del PSC, el margen de recuperación del PP y el nivel de declive de Vox. El color y la composición de ese gobierno condicionará por completo esta legislatura y, en buena medida, lo que ocurra con la política durante toda esta década a escala nacional.

Moncloa también se prepara para fuertes choques entre el poder Ejecutivo y el poder Judicial. Y, a su vez, choques dentro del propio poder Judicial. Fundamentalmente entre el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional (cuya autoridad moral no había sido discutida anteriormente).

Esta acumulación de conflictos hará más pesados los choques dentro de la mayoría que sostiene al Gobierno, como ya ha empezado a dejarse sentir con estos tres primeros decretos ley.