Televisión

Crónicas de otros pueblos

«El paisano», nuevo espacio del actor y humorista Pablo Chiapella en La 1, se confirma como la revelación de la primavera por su campechana propuesta de entretenimiento.

Pablo Chiapella visita el día 1 Calabardina, pedanía costera de Murcia
Pablo Chiapella visita el día 1 Calabardina, pedanía costera de Murcialarazon

«El paisano», nuevo espacio del actor y humorista Pablo Chiapella en La 1, se confirma como la revelación de la primavera por su campechana propuesta de entretenimiento.

Nunca se debe infravalorar al enemigo por muy pequeño que sea. La historia de la televisión está repleta de espacios discretos que ocultaban grandes formatos y «El paisano» va camino de sumarse al repertorio. Con un equipo de Brutal Media muy ajustado y el tirón de uno de los comediantes más populares del momento, Pablo Chiapella, La 1 ha dado en la diana. El pasado viernes, la propuesta rural confirmó su buen debut al reunir a más de dos millones de espectadores, una cifra a tener en cuenta cuando con quien se bate el cobre es con «Factor X» y espacios de largo recorrido en la misma jornada.

La ruta campestre del humorista albaceteño, que consta de 13 entregas, le ha plantado cara a la competencia con una propuesta sencilla, sin estridencias, en la que el espectador descubre el paisaje humano de los pueblos más pequeños del país, donde se esconden cientos de historias, anécdotas y personas a cuál más peculiar. «Lo que más me ha impactado es cómo las gentes de estos lugares se han abierto conmigo, cómo me han contado historias íntimas que no sé si yo se las contaría a un desconocido. De alguna manera, este programa es terapéutico», señala Chiapella.

Esta segunda adaptación en España del programa danés «Comedy on the Edge» –el primero fue en TV3, «El foraster»– tiene como premisa visitar durante 48 horas municipios de menos de 1.000 habitantes para convivir con sus habitantes y poner la guinda con un monólogo, marca de la casa Chiapella, cuyo guión «amable y blanco» –añade– está basado en esas anécdotas y en sus protagonistas. «Hay quienes están deseando abrir su corazón y, sobre todo, dar su punto de vista. La gente te cuenta sus cosas sin ningún pudor y eso me ha dejado fascinado», comenta el presentador.

«Los que hemos tenido la suerte de ir a un pueblo hemos aprendido otra forma de relacionarnos y de entender la diversión. Uno tiende a recuperar sus raíces y, sobre todo, te das cuenta de lo bien que viven a poco más de una hora de la ciudad. Es un universo paralelo», afirma Chiapella, que desde pequeño visita siempre que puede Anyora, el pueblo valenciano de sus padres.

Un nuevo formato

Esta atrevida apuesta de RTVE no podría haberle salido mejor a la vista de la acogida de público en sus dos primeros episodios. Igualmente, después de 11 años encarnando a Amador Rivas en «La que se avecina» (prepara ya la undécima entrega), este miembro de «La hora chanante» admite la necesidad personal de abandonar por un tiempo su zona de confort para mostrar quién se esconde bajo la apariencia del Cuqui.

«Este formato me permite trabajar con mi propio nombre por delante, era muy atractivo demostrar que hay capas y que no soy solo Amador Rivas. Aquí no hay ningún personaje, no hay guión cuando llegamos al pueblo, y es solo mi relación con la gente del lugar la que hace posible el programa», subraya Chiapella, pese a que todavía son muchos los que no diferencian entre el actor y el personaje de la popular serie.