Italia

Una de la ciudades más pequeñas del mundo está en Italia

Su nombre es Manarola y forma parte de los pueblos denominados Cinque Terre

Seguro que alguna vez haz visto este pueblo y has soñado en dormir en una de sus casitas de colores.

El pequeño pueblo de Manarola está situado en la provincia de la Spezia, sobre el Mar de Liguria. Son cuatrocientos treinta y ocho los kilómetros los que hay que recorrer por carretera desde el centro de Roma hasta llegar a Cinque Terre ó ciento sesenta y cuatro, si partimos de la Iglesia de Santa Maria Novella de Florencia. Manarola forma parte del grupo de los pueblos conocidos como Cinque Terre. Las “Cinco Tierras”- Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola e Riomaggiore-

Ir a Cinque Terre, es todo un espectáculo, desde que llegas hasta que te vas. Aquí la vida es en las alturas, no creo que haya más de un metro cuadrado sin pendientes muy pronunciadas. Para vivir a aquí, o hay que estar en forma o “essere abituato” como lo comentaba una vecina de Manarola que subía pasito a pasito con una pequeña bolsa de la farmacia mientras nosotros bajábamos para ir a cenar. Más valía no pensar en la vuelta.

En el estrecho recorrido que conduce desde lo más alto del pueblo hasta el minúsculo centro de Manarola, hay pequeños espacios con alguna banca, en donde los descansos son casi obligados, ya sea que apetezca hacer uso de ella al bajar o al subir, pero hacer este alto en el camino, es casi imprescindible. Es todo un reto ir a la compra, ir al doctor, ir a comprar la prensa o desplazarse para visitar a alguna amistad o familiar... Manarola tiene solo 353 habitantes que pasan la vida subiendo y bajando cuestas imposibles.

Hay que saber que visitar Manarola, es igual a subir y bajar escaleras infinitas, eso sí con un charme increíble

En ciertas ocasiones elegimos destinos basándonos en preciosos reportajes repletos de imágenes ideales. Esta parte de Italia, es una de las más fotografiadas del mundo, y no es para menos. Las cinco pequeñas ciudades colgadas en impresionantes acantilados, con casitas pintadas de colores mirando al mar, hace de este rincón de Italia una de las localidades más originales y atractivas a los ojos de todo el mundo. Llegar a Cinque Terre, ya en sí, es toda una aventura.

Empecemos por el B&B que elegimos, “Alla Porta Rosa”, que una vez que confirmaron la reserva, enviaron el nombre de la habitación anunciando que nos tocaría la habitación “Creme Caramele”. Las expectativas crecían en cada gestión. También llegaron intrucciones de como llegar y en dónde aparcar. Todo estaba listo para llegar a Cinque Terre.

Llegada al hotel en Manarola
Llegada al hotel en ManarolaAlicia Romay

Después de dar algunas vueltas guiados por el GPS que se perdía en el camino que iba y que venía y sólo repetía “E arrivata alla sua destinazione, la sua destinazione si trova a destra", empezamos a ponernos nerviosos. A la izquierda, estaba el monte y a la derecha, solo se veía un camino estrecho de tierra al que decidimos entrar después de varias dilaciones, recorrimos algunos metros por este camino que parecía que no tenía salida a ningún sitio, pasamos por un pequeño embalse y una caída de agua. Al fondo parecía que se cortaba el camino. A la derecha y junto a la montaña, encontramos un espacio y una pequeña caseta, preguntamos si conocía el hotel Alla Porta Rosa, indicó que era más adelante pero que no se podía llegar con el coche, nos indicó que lo dejáramos allí. Bajamos los trolleys y caminamos por varios senderos, la cuesta ya empezaba a sentirse en la piernas. Una pequeña plaza en donde había una farmacia, nos ayudó a recuperar el aliento, en el bar preguntamos si conocían el hotel de la puerta rosa, nos recomendaron de ir por el camino de la izquierda o si preferíamos también, podíamos ir por el de la derecha y al fondo girar a la izquierda. Allí realmente empezó la experiencia de la visita a Manarola.

Las cuestas de subida y de bajada no terminaban nunca, recorrimos pequeñas calles a la derecha y a la izquierda, siempre con escaleras, íbamos entregados a pasarlo bien en uno de los pueblos más pequeños del mundo. Vimos por fin el letrero con la flecha que indicaba que estábamos cerca del hotel, giramos y nos encontramos con una escalinata infinita, no nos lo podíamos creer, pero continuamos animados subiendo hasta que vimos la pequeña puerta de nuestro hotel. ¡Habíamos llegado!

Puerta del hotel en Manarola con el papelito que indicaba dirigirse a la recepción del hotel
Puerta del hotel en Manarola con el papelito que indicaba dirigirse a la recepción del hotelAlicia RomayAlicia Romay

Las sorpresas no terminaban allí, había un letrero que indicaba la dirección de la recepción del hotel. ¡Más escaleras no por favor! pero no quedaba de otra, tomamos un soplo grande de aire y allá que fuimos. Tocamos el timbre y el dueño del hotel nos saludó muy amablemente, volvimos con él subiendo lo que ya habíamos bajado en la calle, abrió la puerta del B&B y justo delante, nos encontramos con otras escaleras en forma de caracol que conducían a la habitación “Creme Caramel”. Era de no creérselo, lo habíamos conseguido, ya estábamos dentro de lo que sería nuestro espacio en estas vacaciones en Cinque Terre pero... no nos íbamos a quedar allí sin visitar el pueblo obviamente. Volvimos a tomar aire y volvimos a bajar las escaleras infinitas.

Recorrimos el pueblo por arriba y por abajo, cenamos en el restaurante La Scogliera, un sitio muy simpático, con comida muy tradicional que nos ayudó a coger fuerza para volver y por fin descansar en la Creme Caramele.

Manarola, Italia
Manarola, ItaliaOficina de prensa Cinque Terre

Los pueblos que conforman las Cinque Terre, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 1998. Cada uno de ellos tienen su propio encanto, pero no son destinos para encontrar iglesias o rincones llenos de historia, son pueblos encantadores y simpáticos. Tienen un encanto especial por su particular enclave que dibujan como cinturón sobre el mar muy colorido en esta parte de la costa italiana.

Las casas con colores salinos en Manarola, parecen nacer de un acantilado. La primera evidencia histórica sobre este pequeño pueblo, viene de la segunda mitad del siglo XIII. La familia Fieschi di Lavagna, una de las más importantes familias genovesas de la época, fueron algunos de sus primeros nobles habitantes (El nombre del Papa Inocencio IV, era Sinibaldo Fieschi, por poner un ejemplo de los miembros de esta familia que llegó a Manarola) Estos últimos, que lucharon durante la República de Génova, fueron derrotados en 1273.

Hay senderos preciosos para recorrer cerca de este pueblo con encanto. El Parco Nazionale delle Cinque Terre, ofrece diferentes actividades. Se puede hacer senderismo, deportes acuáticos o simplemente recorrer los “cinco pueblos” de las “cinco tierras”.