Gastronomía

Bar Alegría: 125 años de pensar y sentir Barcelona en cada plato

He aquí una joya escondida a plena vista en el corazón del Eixample barcelonés, donde la modernidad se da la mano con la memoria en un local histórico

Bar Alegría: 125 años de pensar y sentir Barcelona en cada plato
Bar Alegría: 125 años de pensar y sentir Barcelona en cada platoBar Alegría

Decía la canción «Alegría de vivir», de Ray Heredia, aquello de «Ahora siento y pienso adentro / Alegría de vivir». Algo que podríamos hacer extensivo a un local que, fundado en 1899, por el hecho de su antigüedad y por dónde está ubicado, Comte Borrell, 133, cerca del centro neurálgico de Barcelona, es un testigo mudo del pasado tanto como un actor vibrante del presente. En su interior se respira el espíritu de una ciudad que ama el ritual del vermut, el murmullo de una conversación en barra y el arte de la buena mesa. Y es precisamente eso lo que ofrece Bar Alegría, regentado desde hace más de un lustro por el chef Tomás Abellán, una apuesta segura si se quiere disfrutar de unas tapas sobresalientes, entre muchas otras cosas, a un precio de ciudadano de barrio.

El chef Tomás Abellán
El chef Tomás AbellánBar Alegría

El lugar tiene una estética modernista, cuidada pero sin pretensiones, sirve de telón de fondo a una propuesta culinaria que rinde homenaje a la cocina tradicional catalana sin renunciar al ingenio ni al riesgo. La carta, así, es densa, por lo contundente y, digámoslo ya, perfecta, porque cada plato parece pensado para ser recordado y den ganas de volver: desde la sencillez deliciosa de una buena ensaladilla, hasta creaciones que juegan con algún elemento sorpresa. Asimismo, uno de los grandes aciertos del Bar Alegría es su apuesta por los vinos naturales. No hay listas interminables ni etiquetas pomposas: hay historias en cada copa, por así decirlo, en el sentido de que hay una suerte de geografía líquida al provenir de pequeños productores que llegan a tu mesa gracias a una acertadísima selección.

Detalle del Bar Alegría
Detalle del Bar Alegría Bar Alegría

Una terraza y un libro conmemorativo

Y si el interior del bar invita al recogimiento, por su calidez y siempre buen ambiente por su abundante clientela, su terraza es una invitación a la contemplación. Situada haciendo esquina con la Gran Via, de repente el lugar se convierte en un rincón ideal para un almuerzo sin prisas, un vermut de media tarde o una cena bajo la luz cálida de las farolas.

Terraza Bar Alegría
Terraza Bar Alegría Bar Alegría

Más si cabe cuando en el bar preparan una atractiva programación de eventos, con domingos de rumba, con los que aliñar una su inmejorable libro de recetas. Porque si el alma de un restaurante se revela en el plato, Bar Alegría tiene el alma grande, generosa y profundamente barcelonesa.

Tal cosa se ve maravillosamente en el libro «Bar Alegría: Historia y recetas de un bar», que se publicó el otoño pasado en la editorial Debate. Fue la manera de celebrar los 125 años de lo que es, por méritos propios, una institución gastronómica en la Ciudad Condal. Firman el libro el propio Abellán, que en la actualidad dirige tres restaurantes, dos en Barcelona y uno en Ibiza, y el periodista Toni García Ramón, y en él se pueden leer frases como esta, del prólogo de Ferran Adrià: «Hijo del barrio de Sant Antoni, un barrio de tapeo por excelencia, el Bar Alegría ha sido una referencia desde sus inicios. Estoy seguro de que el espíritu del primer Alegría tiene mucho que ver con el espíritu del actual. Ir de tapeo no es solo una forma de comer; es una manera de entender la vida, a “way of life”. Entrar en el bar es descubrir cómo nos gustaría que fueran todos los lugares de tapas en Barcelona: un ambiente canalla, divertido e informal donde se comparten maravillosas recetas como los mejillones, el bikini y la ensaladilla ejecutadas a la perfección por todo el equipo».

Libro de recetas Bar Alegría
Libro de recetas Bar Alegría Bar Alegría

Bocados memorables

Ciertamente, en Bar Alegría no hay espacio para lo superfluo, pues cada elaboración es una declaración de principios: sabor, producto, memoria. Esta es una cocina que no pretende impresionar con fuegos artificiales, sino con la elegancia de lo bien hecho. Pongamos el caso de su ensaladilla rusa, una de las más memorables de Barcelona. Cremosa pero equilibrada, con la textura justa entre lo suave y lo crujiente, y un punto de acidez que abre el apetito sin invadir. Es el tipo de plato que uno pide «para compartir» y termina defendiendo con el tenedor.

Gastronomía Bar Alegría
Gastronomía Bar Alegría Bar Alegría

Por otra parte, su tortilla trufada hace que el lujo se haga cotidiano: jugosa, de esas que se deshacen al primer corte, impregnada con el perfume sutil pero inconfundible de la trufa. También es muy recomendable la tosta de anchoa con mantequilla ahumada, que, pese a ser sencilla a primera vista, es una combinación que demuestra que cuando se trabaja con ingredientes excepcionales, no hace falta disfrazarlos. La salinidad firme de una buena anchoa, el contraste untuoso de la mantequilla ligeramente ahumada y un pan crujiente que lo sostiene todo: el resultado es un bocado pequeño, pero inolvidable.

Aparte de estos platillos, el comensal hará bien en disfrutar de los platos de cuchara, del todo deliciosos: albóndigas con sepia, arroces de sabor profundo, guisos que cambian con la temporada pero conservan la esencia. Son preparaciones que evocan la cocina de abuela, pero con la técnica precisa del siglo XXI. Y para terminar, el dulce que se ha ganado su propia legión de fans. La tarta de queso de Alegría no es empalagosa ni exagerada. Es cremosa, equilibrada, con un toque ácido que limpia el paladar y deja ganas de más. El broche perfecto para una comida redonda y marcharse contento del local canturreando: «Mi manera de sentir / Mil maneras de sentir / Mil maneras de vivir», diciéndole al protagonista de la canción, cuando decía «Yo la busco y no la encuentro / Mi alegría de vivir», que la busque por el centenario Bar Alegría.