Viajes
Bergen: la capital de los fiordos
A Noruega se la conoce en el mundo por sus espectaculares fiordos, que, a modo de rías, penetran en la tierra con espléndidos paisajes. La ciudad que los precede bien merece una visita por sí misma.
A Noruega se la conoce en el mundo por sus espectaculares fiordos, que, a modo de rías, penetran en la tierra con espléndidos paisajes. La ciudad que los precede bien merece una visita por sí misma.
Pasear por Bergen es como recorrer un lugar donde el tiempo se ha detenido. La ciudad se convierte en el escenario de un cuento. Todo en ella es perfecto: las casas trepan por las colinas para mostrar la ciudad en toda su magnitud, pero es en el barrio de Bryggen donde se encuentra la verdadera idiosincrasia de la ciudad, que es ante todo, marinera. El fuerte olor a pescado que antaño tuvieron todas las casas de madera de Bryggen ha sido sustituido por otros olores más cercanos a nuestros gustos, que emanan de algún que otro bar especializado en salazón y ahumados.
El casco viejo y señorial de Bryggen, antaño símbolo de una historia llena de gestas y guerrera a la vez, está compuesta por apenas 60 casas largas y estrechas de madera, que como si de una pequeña ciudadela dentro de la ciudad se tratara, se emplazan perpendicularmente al puerto, para aprovechar al máximo la superficie portuaria. Tienen las fachadas mirando al mar, los tejados a dos aguas y algunas inclinadas, constituyendo la imagen por antonomasia de la ciudad. Si durante el día toda la zona está llena de turistas y viajeros, que buscan con anhelo el preciado tesoro que ofrecen sus tiendas de recuerdos –llenas de trolls y de los típicos jerseys noruegos–, no es menos cierto que la visión es más encantadora cuando al atardecer los rayos del astro rey, queriendo mantenerse por más tiempo, se reflejan en las portadas de las casas que dan al muelle, avivando los colores de las mismas.
Aunque a lo largo de la historia, Bergen en general y su barrio de Bryggen en particular, han sufrido periódicamente pavorosos incendios, siempre han sabido renacer de sus cenizas con más ímpetu y esfuerzo, para dar testimonio de una de las más atractivas y ricas arquitecturas de madera típicas de los pueblos nórdicos.
La Liga Hanseática
La ciudad fue construida hacia el 1070 por Olaf III, destacando pronto como un enclave próspero y además punto de partida de las expediciones vikingas que llegaron hasta Groenlandia, y casi seguro a América. Fue residencia de los monarcas noruegos hasta el siglo XIII, destacando como uno de los mejores puertos pesqueros del norte de Europa, y siendo centro neurálgico de todas las expansiones comerciales de los escandinavos y alemanes en el Báltico y mar del Norte. Su importancia como puerto vino confirmada cuando entró a formar parte de la Liga Hanseática, que junto con Lübeck, Londres, Brujas y Visby instituyeron este primer Mercado Común Europeo.
A un lado del malecón Bryggen, se encuentra la fortaleza de Bergenhus, y la Torre de Rosenkrantz, que nos recuerdan el pasado guerrero de la ciudad. Desde aquí se puede acceder fácilmente a la iglesia románica «Mariakirken». Construida en la primera mitad del siglo XII, fue la parroquia, durante más de 200 años, de la comunidad alemana. Todas las calles que están a su alrededor son ideales para perderse por ellas paseando con calma, pues ascienden por una de las siete colinas que rodean la ciudad.
Cerca de la entrada al funicular de Floibanen se encuentran numerosos callejones adoquinados, empinados y angostos, por los que habrá que caminar despacio y en los que será norma saludar o entablar conversación con los lugareños que cuidan sus plantas o buscan los rayos del sol. No será de extrañar encontrarse por aquí numerosas pinturas y grafitis en las paredes de las casas con una calidad asombrosa, uno de los exponentes de que la ciudad sigue las nuevas tendencias culturales sin olvidar su pasado.
Munch y Grieg
El centro de Bergen es la plaza de Torgallmenningen. En ella se encuentra la mayoría de los centros comerciales, y gracias a la amplitud de la plaza también se realizan tanto conciertos como espectáculos. Justo detrás se encuentra el lago Lille Lungegårdsvann, donde se ubican varios museos, y entre ellos el Bergen Kuntmuseum, que ofrece al visitante obras del pintor más internacional de Noruega: Munch, mundialmente famoso por su cuadro «El Grito».
Después de visitar la ciudad al son de la música de Grieg, el más grande de sus artistas locales, nada mejor que subir al monte Floyen, en el funicular de Floibanen, para extasiarse con el magnífico panorama a vista de pájaro de la ciudad, el puerto y el fiordo. Después de tanta belleza, nada mejor que reponer fuerzas probando el salmón y la carne de ballena, en el mercadillo más famoso de Noruega. El Mercado de Torget, que acoge cada día por la mañana el mercado de flores y pescado, al que también se le unen los típicos puestos de recuerdos y ropas para turistas.
El colorido en el mercado es total, gracias a los productos típicos como el salmón junto a los delantales «salmonados» de los vendedores. Los carteles de los puestos en todos los idiomas invitan a la degustación de estos exquisitos manjares. Los visitantes españoles no tienen problemas de comunicación, ya que la mayoría de los dependientes son jóvenes españoles que trabajan durante el verano tanto aquí, en el mercado, como en numerosos restaurantes de la ciudad.
Para finalizar la visita a Bergen, desde este Mercado de Torget sale un utobús –cada media hora– hasta la estación inferior del teleférico que sube al monte Ulriken. Otra espectacular vista de la ciudad, los fiordos y montañas circundantes, un buen colofón para despedirse de Bergen. Más información en la página web oficial de Turismo de Noruega disponible en español: www.visitnorway.es.
✕
Accede a tu cuenta para comentar