A pesar del...

Derecha vs. liberalismo

Hasta los medios supuestamente liberales han caído en esta simplificación progre que asegura que el liberalismo es una cosa del pasado, y que la derecha ha abandonado su excesiva y radical defensa del mercado libre

London (United Kingdom), 24/06/2024.- British Prime Minister Rishi Sunak speaks at a Conservative Party election campaign event in central London, Britain, 24 June 2024. Britain will hold a general election on 04 July. (Reino Unido, Londres) EFE/EPA/ANDY RAIN
Rishi SunakANDY RAINAgencia EFE

De cuando en cuando, la prensa tiene el detalle de informarnos de que aquí se juega, y nos escandalizamos como el capitán Renault en Casablanca. Ahora resulta que la derecha ha abandonado el liberalismo. Esto puede tranquilizar a la corrección política, pero lo cierto es que las ideas se mueven por olas cuyos itinerarios son transversales y dependen de complejas interacciones entre la realidad económica, política y social, y su percepción por los ciudadanos.

Por ejemplo, la coincidencia temporal de Juan Pablo II, Margaret Thatcher y Ronald Reagan, por hablar solo de los tres referentes mundiales más odiados por los socialistas de todos los partidos, encajó con la patente descomposición del socialismo real, coronada por su símbolo más traumático y bellamente inolvidable: la caída o derribo del Muro de Berlín.

Pero en esos mismos años los aires liberales se respiraban por doquier, y las empresas públicas podían ser privatizadas y los mercados desregulados por Felipe González o Carlos Menem, por referirme solo a los mandatarios de partidos antiliberales de mis dos patrias. No era la derecha la liberal, sino todos, o al menos todas las opciones políticas con posibilidades de gobernar. Hasta Zapatero, algún tiempo después, aseguró que bajar los impuestos era de izquierdas. Los golpes de la realidad, y el sustrato antiliberal que comparten derechas e izquierdas, alteraron el panorama, y Rajoy se manifestó orgulloso de haber subido los impuestos y nacionalizado la banca, como haría cualquier socialista.

Las crisis siempre desatan fuerzas intervencionistas, impulsadas por el miedo, eficaz combustible que desactiva nuestros impulsos a defender lo que nos pertenece.

Las décadas que siguieron al colapso comunista no acabaron con el antiliberalismo de la izquierda y de la derecha: lo adormecieron durante un tiempo, pero su latencia podía fácilmente quedar atrás, como lo prueba, por ejemplo, el proteccionismo, que vuelve ahora por sus fueros. Hasta los medios supuestamente liberales han caído en esta simplificación progre que asegura que el liberalismo es una cosa del pasado, y que la derecha ha abandonado su excesiva y radical defensa del mercado libre, defensa que en realidad nunca existió y que nunca se tradujo en un «desmantelamiento» del Estado –los contribuyentes lo habríamos detectado.

Hablando de detectar, la izquierda podría detectar que se ha dejado birlar tontamente la bandera fiscal por la derecha, y que ahora los partidos que suben los impuestos suelen perder las elecciones. La izquierda de Madrid debería haberlo aprendido. En Reino Unido parece que Sunak se ha dado cuenta.