Cumbre del Clima de Madrid
Al Gore, Greta Thunberg... ¿y para cuándo los científicos?
La activista sueca atraerá hoy todos los focos. Preguntamos a científicos por este fenómeno social que eclipsará, incluso, a la propia cumbre
Hablar de Greta Thunberg no es fácil. Sus declaraciones se consideran, a menudo, polémicas, y lo son para algunos sectores. Logra como nadie afirmar lo que llevan décadas denunciando los científicos sin que ni políticos ni la sociedad queramos escucharlo. Para muestra, las gráficas de búsqueda de Google España. Llama la atención ver cómo los ciudadanos se interesan por Greta muchísimo más que por la Cumbre del Clima, la contaminación, IPCC, OMM, hidrocarburos o lo que resulta desolador: cómo reducir la huella de carbono, que es lo menos buscado pese a las múltiples informaciones de cómo está llegando la adolescente a Madrid. Esta niña ha atraído todos los focos. Lo que tiene una vertiente positiva y otra no tanto. Hablamos con científicos para que nos expliquen su punto de vista sobre este fenómeno social, un papel, el de líder, que, al menos de momento, nunca ha logrado un científico.
Enseñamos las gráficas a José María Baldasano, catedrático de Ingeniería Ambiental y miembro del IPCC: «Estoy desconcertado. Entiendo que no busquen IPCC, pero tan bajas las demás...». No tiene duda de que los discursos de la activista «son motivadores, ha logrado dar una misión a la nueva generación, pero por otro lado el asunto sobre cómo cruza el Atlántico desvía el foco de atención del problema principal, que son los combustibles fósiles».
Para Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, «lo de Greta entra dentro de la parte “social” del cambio climático y de este tipo de eventos. Lo peor es que la atención mediática se centra en estos casos –con anterioridad fue Al Gore– y no en lo realmente importante, que es la parte científica y la de resoluciones políticas efectivas». «Este tipo de figuras –añade– generan al principio gran expectación, pero, al poco, pierden interés y surgen nuevos líderes de opinión. En el fondo pueden convertirse en ídolos con pies de barro, lo que no es bueno para ellos mismos. Por tanto, creo que es un error centrar la atención en estas cuestiones más “sociales” y no en la ciencia y la decisión política. Esta última cada vez más necesaria y urgente».
«Greta representa un icono para la juventud, ha sido y es muy importante para movilizarla, pero por otro lado se está desviando la atención del foco, del problema, y de esto tiene la culpa la Prensa. Se está dando más importancia, dónde está, qué come o con qué transporte viene a Madrid, que a las negociaciones que se están haciendo en la cumbre o a la trascendencia de los resultados que están dando los organismos internacionales y Naciones Unidas, lo cual es una pena porque al final los detractores están utilizando a Greta para atacar este tipo de reuniones. Hay que equilibrar el balance, aunque insisto que para mí la culpa la tienen los medios de comunicación, no los científicos, ni los padres de Greta ni nada por el estilo», añade Javier Arístegui, uno de los dos científicos españoles que participaron en el último informe del IPCC sobre océanos.
Antonio Turiel, de Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, hace hincapié en lo «positivo de su mensaje y su capacidad de movilización a cierto sector de la población. Su mensaje, en general, es correcto y potente, ha introducido elementos de urgencia de la gravedad que estamos viviendo, no se había logrado tanto en tan poco tiempo. Para mí los medios han de enfatizar lo de Polonia, Arabia Saudí, y no usar a Greta como cortina de humo ni en un sentido ni en otro. Pero, como padre, me parece una presión excesiva, ¿qué pasará si el día de mañana decide comprarse un coche?».
Tecla emotiva
Pero, ¿por qué nunca logra tener ese altavoz un científico? Fernando Valladares, del MNCN-CSIC, da la clave: «Destacaría de ella su autenticidad. Dice las cosas sin filtro, si fuera una youtuber sonaría impostado. El problema es que estamos intentando encajarla en lo que conocemos: corrupción, que cada uno vela por su propios intereses... eso es lo que vemos como lo normal. Pero lo cierto es que tiene un mensaje directo y claro. ¿Por qué interesa? Pensemos en cuánto tiempo tiene la gente para dedicarle al cambio climático, ¿10 minutos para leer las noticias del mundo y entre ellas las del cambio climático? Por eso no debe sorprendernos que la sociedad se fije en referentes humanos que den con la tecla emotiva. Y de ahí que se busque a Greta, sus peculiaridades nos chocan. ¿Sería posible que un científico pudiera liderar esta lucha? No se puede descartar, pero no es muy probable, por lo antes descrito».
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