Coronavirus

Economía Digital

La era postcovid-19, un mundo más robotizado

El impulso definitivo a la digitalización y a la automatización, la gran apuesta empresarial ante el temor de que otra pandemia paralice de nuevo el Planeta

Coronavirus.- Alemania suma 1.209 casos y eleva el balance de coronavirus a más de 167.000 contagiados y 7.266 muertos
Un empleado trabajando en una fábrica de coches Porsche en la localidad alemana de LeipziglarazonJan Woitas/dpa-Zentralbild/dpa

La Comunidad Internacional lleva inmersa y concentrada desde hace meses en una lucha titánica por vencer el pulso al coronavirus. Ahora que parece que se ve luz al final del largo y angosto túnel, los gobiernos y los empresarios se plantean cómo adaptar el sistema productivo a la era postcovid-19. Un mundo más digitalizado y robotizado, como el vaticinado por Isaac Asimov en su Serie de la Fundación, constituirá, sin duda, la gran apuesta de las empresas, ante el temor a que otra pandemia paralice de nuevo el Planeta.

Así lo pronostica un informe de mayo elaborado por Caixabank Research, en el que se aventura un nuevo entorno legislativo más proteccionista, con aumento del comercio electrónico, una vuelta al producto local y una mayor demanda de servicios sanitarios.

Según este documento, la crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto la mayor resiliencia de las empresas más digitalizadas y robotizadas, al facilitar el teletrabajo y el distanciamiento social en fábricas, almacenes y comercios. En estos momentos, se estima que en las economías más avanzadas entre un 20% y un 35% de los trabajos se pueden realizar en remoto.

Por eso el informe apuesta por un aumento de la inversión en capital digital en la mayoría de las empresas, con el fin de facilitar los servicios a distancia, así como el trabajo en remoto. Esta flexibilización permitirá ganar robustez en la producción, sin contar con las mejoras de productividad asociadas al teletrabajo.

El documento pronostica también un aumento en la inversión en robots para asegurar un mayor distanciamiento social tanto entre los empleados como con los clientes de las distintas compañías. Como botón de muestra, McDonald’s ha acelerado las pruebas que desarrolla para utilizar robots en las cocinas y en la atención a los clientes.

Además, el capital digital y robótico se erige como una de las herramientas clave en la lucha contra la pandemia. Robots autónomos que emiten luz ultravioleta están ayudando en la desinfección de superficies en algunos hospitales. La tecnología de geolocalización de los teléfonos móviles puede acabar siendo una herramienta muy útil para contener la expansión del coronavirus.

Sistema frágil

La pandemia actual ha puesto en entredicho y demostrado la fragilidad de las cadenas de producción de bienes y servicios hiperoptimizadas e hiperglobalizadas, así como la política de mantenimiento de existencias al mínimo nivel posible, con entregas de suministros en el momento preciso para completar el proceso productivo.

El covid-19 ha dado jaque mate a esta forma de trabajar, al demostrar que la interrupción en solo uno de los eslabones de la cadena frena del golpe toda la producción. Por eso Caixabank Research en su informe augura un cambio estratégico hacia cadenas de valor más robustas en muchos más sectores y empresas.

Aunque “es difícil generalizar las características de estas nuevas cadenas de valor global”, apuesta por unas nuevas cadenas de producción más cortas y, menos globalizadas. Además, contarán con alternativas en la producción de los componentes claves para las mismas, con el fin de poder continuar con su fabricación, con un mayor control de las etapas productivas.

En la era postcovid el mundo pasará de una política estratégica de mínimas existencias a una diametralmente opuesta de mayor inversión en los stock. La paralización hace meses de la actividad en la mayoría de fábricas e industrias del gigante asiático puso ya en tela de juicio la idoneidad de la elevada dependencia de China, que tienen la mayor parte de las economías del mundo, sobre todo, de bienes electrónicos necesarios para las tecnologías de la información y la comunicación.

En este escenario, la imposibilidad de predecir dónde tendrá lugar el siguiente cisne negro invita a la diversificación de la producción dentro y fuera de nuestras fronteras. En cualquier caso, se tratará de una diversificación con más alternativas ante posibles disrupciones de la actividad.

Además, las empresas deberán hacer frente a cambios normativos sobre sus modelos de producción, como consecuencia de la crisis sanitaria. En ese sentido, los Estados podrían legislar que ciertos bienes y servicios considerados esenciales, como el material sanitario de primera necesidad, se produzcan de forma local, aventura el informe, que dibuja un mundo controlado por los robots como el imaginado por Asimov a mitad del siglo pasado.