Economía
Siglo XXI en la economía andaluza
“El peso del sector agrario en la economía andaluza está ahora muy cerca de recuperar el peso relativo que tenía en el año 2000 sobre el total del PIB regional”
En los diecinueve años que llevamos de siglo XXI hemos asistido a dos fenómenos económicos de gran magnitud que nos deberían hacer esperar un cambio notable en el peso relativo de los sectores económicos tradicionales. Los dos cambios han sido el paso de un fuerte ciclo expansivo a caballo del crédito barato y el boom inmobiliario a una gran crisis económica. El segundo fenómeno es el de la denominada cuarta revolución industrial basada en la robotización y digitalización de los procesos productivos. El primer episodio es más fácil de fechar que el segundo pudiéndose señalar –para España– el año 2008 como el del inicio de la «gran recesión» (un año después que en EE UU) hasta 2015, año el que se empieza a remontar la crisis. La cuarta revolución industrial es más difícil de delimitar temporalmente.
Efectivamente, el segundo gran cambio de impacto económico al que asistimos en el siglo XXI hunde sus raíces en las últimas décadas del siglo anterior. Para facilitar las cosas podemos seguir el criterio de uno de los gurús de este asunto cual es Jeremy Rifkin. Este analista y divulgador sostiene que la cuarta revolución industrial tuvo una primera etapa en las décadas de los 80 y 90 del siglo XX basada en la robotización de las tareas laborales rutinarias. Ya en el siglo XXI, la segunda oleada de la robotización permite a las máquinas sustituir a los humanos en muchas de las tareas manuales no rutinarias. Esta segunda oleada ha sido posible gracias al abaratamiento de los costes de producción de los sensores, el desarrollo de la Inteligencia Artificial y al aumento exponencial en la capacidad de cómputo de los datos.
Con la sentencia de los falsos ERE aún caliente uno está tentado de analizar cómo ha cambiado el peso relativo de los sectores económicos en Andalucía con el juicio previo de que nada ha cambiado. Sin embargo, comprar esa perspectiva sería adoptar una actitud panfletaria y no precisamente en el sentido volteriano del término. Así, pues, sería más riguroso poner en perspectiva el análisis de los datos comparando la evolución económica regional con la del promedio de la Nación española. Si hacemos tres cortes significativos en el periodo, 2000, 2007 y 2018, la fotografía que nos sale es la siguiente. El peso del sector agrario en la economía andaluza está ahora muy cerca de recuperar el peso relativo que tenía en el año 2000 sobre el total del PIB regional. Este sector representa ahora un 6% de la producción final andaluza; un punto menos de lo que suponía a comienzos de siglo y uno más de lo que llegó a pesar en el último año de la expansión; 2007. En comparación con la aportación al PIB español, el sector agrario andaluz sigue estando en todo momento por encima de la media nacional apenas recortando la distancia. Si a comienzos de siglo la aportación del sector agrario andaluz al PIB regional era del 7% mientras que a escala nacional era de cuatro puntos menos, en 2018 la aportación al PIB regional superó en 3,18 puntos al promedio español. Ni la crisis ni la nueva revolución industrial parecen haber cambiado la fotografía. Tampoco las políticas públicas orientadas al desarrollo del sector.
La industria sí se ha resentido de los cambios producidos en lo que llevamos de siglo tanto en el conjunto de España como en Andalucía. En ambos casos se asiste a una reducción del protagonismo de este sector aunque la caída parece haberse estabilizado tras 2015. Si a comienzos de siglo el sector industrial español aportaba el 34% del PIB, al final de la etapa expansiva su peso había caído en cuatro puntos. Esta es prácticamente la misma cifra que muestra en 2018, año para el que la aportación al conjunto de la producción nacional fue del 29,14%. En Andalucía, el escaso músculo del sector industrial sigue siendo una de las asignaturas pendientes de la economía regional a pesar de los discursos grandilocuentes gubernativos y, justo es decirlo, también de los esfuerzos desplegados para asentar un desarrollo industrial que –hoy día– sigue viniendo marcado por el peso de los dos grandes polos industriales heredados de los planes nacionales de desarrollo de los gobiernos de Franco. El peso de la industria andaluza aporta al PIB regional tres veces menos que lo que en promedio aporta el mismo sector al PIB español. Esta característica diferencial se mantiene antes, durante y después de la recesión económica sin que los datos permitan afirmar otra cosa; 2000 –34% para España y 12% para Andalucía–, 2007 –30% vs 10%– y 2018 –29,14% vs 10%–. En definitiva, la crisis y la cuarta revolución industrial han reducido en cuatro puntos porcentuales el peso del sector industrial español en lo que llevamos de siglo, algo menos (dos puntos) en el caso de Andalucía, pero la brecha que separa a la industria andaluza del conjunto nacional se mantiene inalterada.
Como era de esperar el sector de la construcción es el que registra el mayor impacto, principalmente por el efecto de la crisis aunque el sector no es ajeno al uso de nuevas técnicas menos intensivas en el uso de mano de obra. La construcción llegó a representar el 16% del PIB español y el 13% del regional en 2007, había subido desde 2000 cuatro puntos a escala nacional y tres a nivel de la economía andaluza. El parón tras el estallido de la burbuja inmobiliaria la ha dejado en casi el 7% para España y el 6% para Andalucía. En este sector sí se observa un cierto recorte de la distancia entre ambas economías cuando se compara la situación de comienzos de siglo con la existente dieciocho años después.
Por último el sector de las Administraciones Públicos que incluye también servicios como los educativos y sanitarios se ha mostrado ciertamente resiliente a la crisis registrando ahora un peso superior al que tenía a comienzos de siglo. El peso de este sector en Andalucía es ahora, igual que hace casi dos décadas, notablemente superior al promedio nacional. Si en 2000 nos separaban ocho puntos –10% vs 18%– ahora son 6,75 puntos, casi los mismos que nos separaban en el último año de la expansión económica cuando el sector de las Administraciones Públicas, servicios educativos y sanitarios representaba el 17% del PIB andaluz frente al 10% para la misma magnitud a escala nacional.
* José Manuel Cansino es catedrático de la Universidad de Sevilla y profesor de la Universidad Autónoma de Chile
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