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Philippe Valère gana la herencia de Olivia y resucita con su nuevo amor 58 años más joven

El empresario galo reorganiza el negocio de la noche con Jasmine y abre un abismo con los hijos de la que fuera su pareja

Philippe Roger, viudo de Olivia Valère
Philippe Roger, viudo de Olivia ValèreCortesía

Philippe Roger Valère, viudo de la legendaria empresaria afincada en la Costa del Sol Olivia Valère, cree firmemente que estar enamorado prolonga la vida. Dos años después del fallecimiento de la «diva de la noche marbellí», ha vuelto a sonreír de la mano de la joven Jasmine, una cautivadora brasileña que no solo le ha devuelto las ganas de vivir, sino también el impulso necesario para relanzar el negocio que construyó junto a Olivia: la icónica discoteca que lleva su nombre y que vuelve a tener su sitio en el ocio vip nocturno costasoleño.

A sus 84 años, Valère se muestra sereno, incluso luminoso, mientras conversa con LA RAZÓN. «Olivia estaría feliz viendo cómo sacamos los negocios adelante, y cómo he rehecho mi vida con Jasmine. Le hubiera gustado mi nueva compañera: es joven, está llena de vida, y esa energía me contagia». El brillo en sus ojos recuerda al de aquel empresario que, en los años 80, abrió su primer local en Puerto Banús. La discoteca Olivia Valère, inaugurada en 2000, se convirtió en epicentro del glamour y la noche en una Marbella que entonces vivía su edad dorada. Hoy, el veterano empresario afronta una nueva etapa, con la ilusión de quien se reinventa sin perder sus raíces. «Abrimos en Semana Santa y tuvimos muy buen público. Aunque el turismo ruso ha descendido ‑eran los que más gastaban, junto a los visitantes de Emiratos Árabes‑, ahora tenemos clientela inglesa, belga, francesa y holandesa. No gastan tanto, pero siguen disfrutando de la experiencia».

Jasmine, el nuevo amor, del viudo de Olivia Valére, Philippe
Jasmine, el nuevo amor, del viudo de Olivia Valére, PhilippeAmparo de la Gama

Para adaptarse a estos nuevos tiempos, Valère ha apostado por diversificar. «El espacio anexo a la discoteca es Lov, un concepto distinto que llenamos cada noche con un espectáculo tipo Moulin Rouge, que incluye cantantes, cómicos, bailarines y artistas circenses. Como digo siempre: ha vuelto la magia de los viejos tiempos».

Una victoria judicial

La muerte de Olivia supuso un punto de inflexión no solo emocional, sino también empresarial. La sucesión fue convulsa: su hija Karen asumió inicialmente la gestión, pero los resultados no fueron los esperados. Las disputas familiares llevaron el caso a los tribunales y el negocio tambaleó. Sin embargo, Olivia lo había dejado todo por escrito. En 2011 redactó un testamento manuscrito en el que cedía el usufructo de su apartamento en el distrito XVI de París y su parte de la villa El Chaparral ‑en la privilegiada Guadalmina a un paso de las residencias de José María Aznar, los Bárcenas, los Matos, los González-Cavero, entre otros‑ a su marido, Philippe. También le dejó los muebles y objetos personales de ambas residencias. El resto de sus bienes ‑incluidos terrenos en Santo Domingo, joyas y deudas‑ se dividía en cuatro partes: una para Philippe, otra para Xavier, el hijo que tuvieron en común, y las dos restantes para Karen y Arnaud, hijos a quienes Philippe siempre consideró suyos.

Olivia Valere y su marido Philippe Roger
Olivia Valere y su marido Philippe RogerCedida

Karen y Arnaud no aceptaron el reparto y comenzaron un litigio que se prolongó hasta que, hace un año, un fallo judicial les obligó a acatar la voluntad de su madre. «Ha sido un proceso muy desagradable», reconoce Philippe, «la justicia es lenta, pero el asunto se ha resuelto. Karen y Arnaud están fuera del negocio. Ahora es mi hijo Xavier quien nos apoya en todo, organiza las actuaciones de DJs internacionales y respeta el legado de su madre. Nuestra meta es ofrecer noches inolvidables, llenas de glamour, buena música y energía positiva», señala contento por el devenir de los acontecimientos.

La villa de Guadalmina

Philippe apenas ha cambiado su vida desde que falleció Olivia. Reside con Jasmine en la villa de Guadalmina, la zona a la que muchos llaman el «Neguri andaluz», que compartió durante casi cinco décadas con la que fue relaciones públicas del Senado francés. Allí, en la antigua residencia de un embajador sueco, se reúnen en verano hijos, nietos y amigos cercanos. Entre ellos, Virginia —su hija mayor, escultora y fotógrafa— que también ha comenzado a involucrarse en la gestión de la discoteca, especialmente en la terraza, frecuentada por clientela árabe.

El nombre de Olivia sigue siendo un estandarte. Desde que llegó a Marbella en 1984, se convirtió en reina indiscutible de la noche. Su figura, inconfundible y eterna, no desaparecerá de la memoria colectiva de la ciudad. Ahora, su legado tendrá también una presencia física: una avenida llevará su nombre, junto a la rotonda que da acceso a su amada discoteca. «Nos dijeron que, al acabar las obras, Olivia tendría su propia avenida. Todos estaremos allí. Que su nombre quede grabado para siempre: el de la mujer de mi vida», zanja con una conquistadora sonrisa.

La brasileña de 26 años que ha centrado su vida

►Jasmine ha conquistado el corazón del que fue marido de la gran Olivia Valère, porque es todo lo contrario al prototipo de mujer que el jurista y empresario ve en la noche marbellí. «Es una mujer inteligente, nada convencional, muy sana y que se preocupa por todo lo que me pasa. Me cuida y yo la cuido a ella, la simbiosis perfecta. Se conocieron en una cena y desde entonces, no se han separado. Jasmine estudió Historia en Brasil, es una mujer culta, reposada y acompaña en todos sus viajes al empresario. Estos días ella se está encargando de toda la temporada alta de LOV, que tendrá el sello inconfundible de Olivia pero con el toque personal de Jasmine, que ha hecho algunas innovaciones.