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Plurinacionalidad

Reunión semanal del Govern
El presidente de la Generalitat, Quim TorraMarta PérezEFE

Ahora que vamos hacia ser plurinacionales me invade un sorpresiva sorpresa. Tener dos nacionalidades, la de nacimiento (español) y la adoptada (venezolano, argentino u otra) es tener una doble nacionalidad, según la legalidad vigente. Pero ahora, el progresismo tiende hacia un horizonte aún más amplio. Antes o se era romano o bárbaro, había Derecho. Ahora podrás ser de una nación Cataluña, por ejemplo, y en segundo lugar obtener la plurinacionalidad española, el socialismo del siglo XXI es atrevido. Es el Derecho Romano revisitado. Sin olvidar, que para imponer esa nueva geometría federalista, habría que cambiar la Constitución o mejor redactar una adecuada (ad hoc), pues la del 78 es ya del siglo pasado, una vieja dama que se ha puesto antigua. Esos vientos se llevarán por delante el viejo reino de España, tal como se diseñó en 1978. Aguantar 41 años parece siempre una eternidad en estas tierras levantiscas. Ahora que tenemos a unos Borbones ecuánimes, que parecen republicanos, los quieren jubilar.

Esos son los derroteros del nuevo progresismo español. Antes el progreso era la gran empresa del Nuevo Mundo con el Sol siempre en el firmamento. Eran unos gobernantes a la altura de su tiempo. Unos Austrias con claridad y oscuridad, pero que no perdían el Norte de España. El pasado es el que fue o el que dicen que fue, no como quisiéramos que hubiese sido a ojos de 2019. Hoy soplan vientos de los progresistas unidos, que creen con firmeza que jamás serán vencidos. Para ellos esta patria es insuficiente, se proponen una más amplia, donde encajen aquellos reinos del pasado como si existieran hoy en día, pero dándoles el gentilicio de Naciones por derecho que ellos les otorgarán. Algún socialista de la vieja guardia dice que eso, para España, es «un suicidio colectivo».

Estos nuevos socialistas del siglo XXI, con la inestimable ayuda de los comunistas pijos de la Academia, quieren recolocar el mapa nacional de España en un entramado federal aún más rebuscado del que tenemos con las CCAA. Estas pasarán a ser Naciones, que, confederadas, harán esa ensoñación futurista de la España Plurinacional. Un encantamiento para el que tendrán que convocar a todas las fuerzas del mal. A todos, sin que falte uno, de los que quieren ser nacionales de su terruño antes y primero que de esta antigua nación, fundadora de la Europa Moderna, aún llamada España. Que ahora se leerá en una nueva Carta Magna, como realidad plurinacional. España dividida en ¿cuántas naciones? Multiplicación de banderas, parlamentos y gasto público sin paliativos, lo mismo, pero diferente.

Si esto progresa, uno como yo puede terminar enterrado con, al menos, tres nacionalidades: la plurinacional española, la andaluza y la venezolana de antaño. Ya puestos podríamos reclamar también la de los Virreinatos que fueron progresistas en la América española de aquellos siglos pretéritos. La mecánica federal da para mucho. A la monarquía, la última de los Borbones españoles, le tendrán que buscar un apaño lejos de la Villa y Corte.