Política
Bota mi pelota
La eyección de María José Rienda de la secretaría de Estado para el deporte, que ahora se pronuncia «Presidencia del CSD», debe ser enmarcada en el proceso de desguace del PSOE-A tal y como lo conocíamos. La esquiadora cinco veces olímpica granadina llegó al cargo desde un asiento análogo en la Junta de Susana Díaz y cuando el almeriense José Guirao estaba al frente del Ministerio de Cultura, del que depende el negociado deportivo. Los han limpiado a ambos. Los andaluces que brillan en la corte del rey Pedro son de estricta obediencia sanchista, de modo que nada más lógico que esta sustitución por Irene Lozano, protegida del doctor desde su traición a UPyD y amanuense en su libro (¿de él y de ella?) «Manual de resistencia». Como en las guerras civiles, no otra cosa padece hoy el socialismo español, tan importante es la eliminación física del enemigo como su aniquilación moral, cuentan que a Rienda no le ha sido ahorrada en su cese ninguna humillación: se enteró por la prensa y fue despachada con una llamada telefónica. A las pocas semanas de llegar al cargo, trascendió que, en sus años como competidora de élite, había usado una sociedad instrumental para amainar sus contribuciones fiscales, práctica absolutamente legítima pero incompatible con el discurso rigorista del Gobierno y de la izquierda en general. Por idéntico motivo escabecharon a Máxim Huerta y a ella la salvaron para no aumentar la escandalera. Es llamativo, así, que alguien sobreviva en el cargo pese al quebrantamiento de los (discutibles) mandatos morales del partido y sea laminado por los (miserables) imperativos de la lucha partidaria. Pero ésta es la política que nos ha tocado vivir: no importa el conocimiento del asunto a administrar ni la honradez ni el currículum ni el resultado de una gestión, sólo importa disparar desde la trinchera adecuada. El deporte español perderá con el cambio, en cualquier terreno de juego es mejor ser crack que pelota.