Coronavirus

Cambian su patronaje flamenco al de trajes de protección para armar a los sanitarios contra el Covid-19

La empresa familiar Rosapeula los corta a un ritmo de “más de 1.000 al día” en su fábrica de Alhama de Granada y los cosen mujeres en red. Buscan ahora cómo desinfectarlos cuanto antes

Lo suyo es trenzar hilos para armar trajes de flamenca que se lucen en las principales pasarelas de moda de esa órbita, pero el coronavirus ha hecho que cambien de forma sustancial el patronaje. Rosapeula es una empresa familiar granadina con más de 35 años de experiencia y que funciona ahora bajo la dirección creativa de la diseñadora Rosa Monteagudo. Cuando el Covid-19 comenzó a desbaratar el mundo, pusieron “toda su infraestructura al servicio de la comunidad”. Querían ayudar a deshacer el hechizo de la enfermedad lo antes posible y la oportunidad les llegó de la mano de la asociación “Marchando por Alhama”, de la que forman parte varias profesionales del sector sanitario. Éstas les trasladaron la necesidad que tenían de “trajes de protección” para poder realizar su trabajo con los enfermos de coronavirus. Se activaron y hoy están cortando en la fábrica que la empresa posee en la localidad de Alhama de Granada “más de 1.000 de ellos al día”.

Elena Monteagudo explica a LA RAZÓN que “pararon en seco” su colorida y festiva producción habitual cuando el coronavirus impuso el gris confinamiento. No eran “un sector de primera necesidad” y frenaron hasta descubrir cómo colaborar en la contienda contra el Covid-19. Ahora “el nivel de corte” que se mantiene en sus instalaciones “supera mucho lo que pueden coser” una red de costureras que se ha encadenado también en Alhama con unos cincuenta eslabones. Por eso, pretenden extenderla a otros municipios de la comunidad como la capital granadina, donde a partir de mañana arrancará otra cadena “de unas sesenta”.

Monteagudo asegura que les llegan peticiones de trajes desde múltiples puntos ya no sólo de Andalucía como “Jaén o Almería”, sino de España “como Valencia o Madrid”. El objetivo es “llegar a fabricar de 1.500 a 1.800” de esos equipos cada jornada y, sobre todo, encontrar “la forma de desinfectarlos” para que puedan ser empleados cuanto antes por quienes atienden a los enfermos.

“Cuando la gente te cuenta de primera desde una residencia, por ejemplo, que no saben qué hacer porque no tienen material de protección y están cayendo como moscas, es imposible que no se te ponga la carne de gallina”, admite Elena. Por eso quieren contribuir a insuflarles coraje y “hacer todo lo que esté" a su alcance para que a los cuidadores “les resulta un pelín más fácil trabajar, ya que sabemos que lo están teniendo muy complicado”, resume.

El Covid-19 ha golpeado fuerte al sector de la moda flamenca porque ha expandido su virulencia justo cuando debían empezar las ventas y ferias como las de Sevilla se han suspendido. Se baraja la posibilidad de que se celebren en otras fechas como septiembre u octubre, pero nadie sabe cómo reaccionará el mercado. De momento, esos empresarios habían hecho gastos para confeccionar colecciones o para contar con materiales para responder a pedidos, y miran a un futuro cercano sin ingresos a la vista. De momento y en el caso de Rosapeula han promovido que la costura que el virus ha aplastado, sea la que lucha contra él.

Uno de los trajes de flamenca que llevan la firma de Rosapeula, cuya confección ha obligado a parar el coronavirus
Uno de los trajes de flamenca que llevan la firma de Rosapeula, cuya confección ha obligado a parar el coronavirusLa Razón