Protesta
La huelga del transporte afecta ya a toda la cadena de producción agroalimentaria
El desabastecimiento avanza imparable y amenaza con poner en jaque a la hostelería
La huelga de transportistas afecta ya a toda la cadena de producción agroalimentaria y amenaza a sectores directamente vinculados a este ámbito como la hostelería y el turismo. La cuarta jornada de protestas se saldó con incidentes en algunos mercados centrales, extendiéndose cada vez más el desabastecimiento de productos frescos como el pescado, la fruta y la verdura.
En Mercasevilla, según informó Efe, la entrada de mercancías en general se redujo un 6 por ciento respecto a la jornada anterior. En el caso de las frutas y hortalizas, donde existe remanente, se redujo el abastecimiento un 11 por ciento, mientras que en pescados y mariscos subió de manera significativa.
En Mercamálaga la situación es más preocupante. La entrada de mercancías cayó un 80 por ciento y cerraron casi 15 puestos que «no tenían productos que ofrecer ni clientes», según la presidenta de la asociación de mayoristas de pescado, Pilar López. «La gente no está viniendo a comprar por el miedo», subrayó, al tiempo que aludió a otra problemática, como es la falta de género. «Hoy –por ayer– ha abierto el mercado y los puestos de frescos tenían prácticamente 15 cajas para vender, otros ocho cajas, otros seis bolsas de conchas y eso no es un mercado, eso es una liquidación de productos como si el mercado estuviera en bancarrota».
La dirección de Mercamálaga, por su parte, restó importancia a los efectos de la huelga. «Hasta el momento, los problemas de abastecimiento se están produciendo principalmente por las dificultades en la salida de mercancía en los lugares de origen, y de las plataformas de consolidación, con una mayor incidencia en pescados y mariscos y, en menor medida, en frutas y verduras».
Por su parte, la Asociación de Productores y Exportadores de la Fresa de Huelva (Freshuelva) mostró su preocupación por la continuidad de la protesta. Su presidente, Rafael Domínguez, reconoció una mayor fluidez en la salida de camiones, pero estos «deben volver a España después de descargar en países como Francia, Alemania o Reino Unido y están teniendo problemas para regresar a sus bases».
Mientras, las protestas se recrudecen. Málaga, Sevilla y Granada albergaron caravanas de camiones provocando retenciones en las principales vías de acceso. En Córdoda, la Guardia Civil custodió a tres convoyes en la salida desde las instalaciones de la Cooperativa Agroalimentaria del Valle de los Pedroches (Covap), con sede en Pozoblanco, con el objetivo de abastecerse de materias primas para el pienso para el ganado.
Según informó la Subdelegación del Gobierno, dicho dispositivo no se llevó a cabo «por que sea Covap», sino porque se trata de «suministros esenciales», todo ello en el marco de la huelga con piquetes informativos por los que el pasado miércoles no entraron los camiones de la empresa hasta las 23:00 horas. La Guardia Civil detuvo a dos personas en la madrugada del martes al miércoles acusadas de tirar piedras a camiones en la autovía A-45.
Las consecuencias de esta protesta se extienden a otros sectores más allá del agro y la industria. Los servicios empiezan a verse afectados. Tal es el caso de la hostelería, que califica la situación de «preocupante» ante la falta de algunos suministros. Para el sector, el desabastecimiento «es un problema; lo estamos notando mucho en el pescado fresco y en frutas y verduras». Esto se une a la subida de precios de hace unas semanas del aceite de girasol, «tan necesario en nuestras cocinas», según señaló Javier Frutos, presidente de la patronal hostelera. «Son dificultades sumadas a la pandemia y no nos podemos olvidar de que ésta no ha acabado y no estamos trabajando con normalidad», remarcó.
En el plano institucional, se multiplicaron los llamamientos a la negociación y a la calma ante la agresividad de los piquetes. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, instó a la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, a que se reúna «con todos» los implicados en el conflicto y pidió a los que participan en la huelga indefinida que «expulsen cualquier atisbo de violencia» de su protesta, ya que «deslegitima» unas reivindicaciones que calificó de «justas». «Es evidente que tenemos un problema y me solidarizo con los transportistas», dijo Moreno, quien añadió que si el sector «quiere seguir avanzando en sus reivindicaciones, legítimas, debe apartarse de fenómenos y actitudes violentas».
A su juicio, «todos tienen razón, aquellos que se quejan porque no les llegan los suministros y a los que hay que proveer, y los transportistas en huelga para reivindicar medidas», abogando por «poner corazón» para poder llegar a «acuerdos satisfactorios para todas las partes».
La patronal andaluza consideró «urgente» adoptar «medidas contundentes» contra aquellas actuaciones «de carácter minoritario y violento que están alterando la libertad de circulación, afectando de forma determinante a la capacidad productiva de las empresas». Por ello, pidió al Gobierno medidas «urgentes» y no esperar hasta el 29 de marzo.
«Los piquetes cada vez son más violentos»
El presidente de la Federación Andaluza de Transportes, Antonio Amarillo, aseguró que los piquetes «son pocos, pero de forma coercitiva están consiguiendo imponer el paro». Lo hacen «desplazándose el mismo grupo por distintos puntos de la ciudad» para bloquear los accesos a los centros de distribución, por lo que vaticina que, de seguir así, «pueden faltar determinados productos». «Cada vez son más violentos», lamenta Amarillo. La patronal mayoritaria del transporte cree que «el Estado no se puede arrodillar» ante la escalada de violencia. En este sentido, relata episodios sufridos por conductores que van desde las amenazas verbales por parte de los piquetes al pinchazo de ruedas o el lanzamiento de piedras contra las cabinas de los camiones. Nudos fundamentales como el Centro de Mercancías de Málaga «llevan bloqueados desde el lunes» ante la «pasividad de las fuerzas de seguridad».
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