Semana Santa
Las dos Esperanzas y mucho más en la “Madrugá” más esperada
Sevilla recuperó su tránsito del Jueves al Viernes Santo tras lo peor de la pandemia 245 años después de que el Silencio incumpliese la ley del Consejo de Castilla en 1777, que prohibía las procesiones después de la puesta de sol
Sevilla vive una “madrugá” anhelada por los cofrades tras dos años “robada” por la pandemia, con sus dos Esperanzas en la calle y seis hermandades más dando viva a una noche con temperatura primaveral desde que a las doce y media se vio salir al Señor de la Sentencia, el primer paso en la calle.
Es el Cristo de la Hermandad de la Macarena, que puso su paso en la calle cuando todavía se estaban recogiendo la hermandad del Jueves Santo como Montesión o El Valle, recibido con la garganta de la gaditana Aroa Cala, con una saeta que lanzaba al aire sevillano frases como “eres santo entre los santos y eres bueno entre los buenos”.
La saeta la recibían con aplausos tanto el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, como el presidente de la Junta, Juanma Moreno, juntos en un balcón de la hermandad desde donde escucharon dedicar la levantá del paso a los niños de Ucrania, mientras a casi tres kilómetros al sur, en la calle Pureza, comenzaban a llegar los primeros nazarenos para preparase para salir con la Esperanza de Triana y el Cristo de las Tres Caídas.
Eso no pasaría hasta casi las tres de la madrugada, dos horas después de que la hermandad del Gran Poder comenzase la procesión del Señor de Sevilla, un Cristo que es punto y aparte en la devoción cofrade de la capital andaluza, escoltado por el cuerpo de nazarenos que cierra su recorrido con María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso.
Casi a tiro de piedra de la Plaza de San Lorenzo, donde el Gran Poder tiene su casa, seguían saliendo nazarenos de la Macarena, 3.700 en total, y los cofrades se iban repartiendo por las calles para no perderse un detalle de la noche, que con sus 17 grados invita a disfrutar del bullicio de Los Gitanos, del recogimiento del Silencio o del caminar sin tanta gente alrededor, pero con la misma devoción, del Cristo del Calvario y Nuestra Señora de la Presentación desde la impresionante parroquia de La Magdalena.
A la una y veinte, los nazarenos del Silencio pisaban la Carrera Oficial, la que todas las hermandades sevillanas tienen que cruzar camino de la Catedral en su estación de penitencia, con los cirios aún bajados, como manda la tradición, ya que no se elevan para apoyarlos en su cintura hasta que toda la hermandad está en la calle, con el trío de capilla interpretando “Saetas del silencio” ante la inmensa figura del Cristo con su cruz asida al revés y con una saeta en voz de Juan Reina.
A la 1:46 se elevaba el paso de La Macarena en su Basílica por primera vez, y al filo de las 3.00 hacía lo mismo el de la Esperanza de Triana, y Sevilla tenía en la calle a sus dos Esperanzas, “a cual mas bella, Marinera morena, Macarena de amor”, como las definió en 1985 Pascual González para dar vida a las sevillanas ‘Silencio’ en las voces de Cantores de Híspalis, un autor fallecido el pasado 6 de febrero y que es recordado este año en todos los rincones de la Sevilla cofrade.
Sevilla ha recuperado su tránsito del Jueves al Viernes Santo tras lo peor de la pandemia 245 años después de que la Hermandad del Silencio incumpliese la ley del Consejo de Castilla en 1777, que prohibía las procesiones después de la puesta de sol, pero la cofradía salió nada más amanecer, y, sin saberlo, había creado la “madruga”.
Y para que todo transcurra con toda la normalidad posible, la noche estuvo vigilada por más de 6.000 efectivos de los servicios de Emergencias y del resto de áreas municipales del Ayuntamiento, mientras que la Delegación del Gobierno tiene activados a 2.594 efectivos: 1.617 agentes de la Policía Nacional y 977 de la Guardia Civil, todo ello para que Sevilla sea, salvo imprevistos, la ciudad más segura del mundo durante más de doce horas.
La entrada en sus templos de la Esperanza de Triana y la Esperanza Macarena han cerrado una “madrugá” vivida intensamente por los sevillanos y visitantes, que han podido contemplar a seis cofradías haciendo su estación de penitencia por las calles de Sevilla tras dos años sin poder salir por la pandemia.
Con un tiempo primaveral, la madrugá ha congregado a miles de personas en las calles de Sevilla y ha transcurrido sin incidentes destacables.
Las dos vírgenes más populares de la Semana Santa sevillana han vuelto a sus sedes, la primera, la Macarena, que se ha recogido tras cruzar el Arco de San Gil, recién restaurado, a los sones de la marcha Campanilleros.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, acudieron esta madrugada a ver salir a la Macarena y esta mañana el alcalde, acompañado del secretario general del PSOE, Juan Espadas, y de la expresidenta de la Junta Susana Díaz han asistido a la recogida de la Hermandad de la Esperanza de Triana.
Antes del palio de la Macarena había entrado en su Basílica el Señor de la Sentencia, al que cantó una saeta Laura Gallego, igual que la Esperanza de Triana era antecedida por el paso de las Tres Caídas, para terminar su estación de penitencia en la calle Pureza de Sevilla sobre la 14.15 horas.
Durante la noche han realizado también sus estaciones de penitencia por las calles de Sevilla las cofradías del Gran Poder, el Silencio, Los Gitanos y El Calvario, cada una con unas características distintas, pero todas congregan miles de nazarenos y fieles.
Terminada la cita con la madrugá cofrade, Sevilla se prepara para recibir esta tarde al ‘Cachorro’, entre otras cofradías, con salida poco antes de las cuatro de la tarde desde su templo en el barrio de Triana.
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