Cultura

«Ver a Marsillach decir el verso es una gozada»

Blanca Marsillach presenta «Una noche con los clásicos», un espectáculo que transita por los mejores textos de nuestra lírica

Blanca Marsillach y Mónica Buiza, bajo la coordinación escénica de Mario Gas, protagonizan esta obra
Blanca Marsillach y Mónica Buiza, bajo la coordinación escénica de Mario Gas, protagonizan esta obraMoises Fernandez Acosta

«Una noche con los clásicos» llega a Andalucía. Lo hará este viernes en el Teatro Cajasol de Sevilla y posteriormente se representará en Córdoba, Jaén o Málaga. Cada obra de teatro, aunque sea el mismo montaje, es distinta y eso hace que cuando se baja el telón, nunca existe la certeza de qué se va a encontrar esa noche el público.

La propuesta de «Una noche con los clásicos» está cristalina. Tal y como define el programa de la obra «se trata de un espectáculo que transita por los mejores textos de nuestra lírica de los siglos XVI y XVII, con un hilo argumental que viene dado por la maravillosa selección de poemas y por el juego y la complicidad de nuestras actrices. Un sugestivo viaje a través de los versos de nuestros mejores poetas, Góngora, Lope de Vega, Gil Vicente, San Juan de la Cruz, Sor Juana Inés de la Cruz, Calderón, Garcilaso de la Vega o Gil Vicente entre otros». Y luego está la magia, la conexión que existe entre el público y las actrices y cómo fluye la obra el día de su representación, sin renunciar a «versos divertidos, irónicos y hasta modernos» regados con «la picardía y la emoción que marcó el propio Adolfo Marsillach», algo que forma parte de su legado al que se pretende homenajear con este montaje.

En esta ocasión, Blanca Marsillach y Mónica Buiza, bajo la coordinación escénica de Mario Gas, son las encargadas de encarnar esta propuesta. Hace 25 años Adolfo Marsillach llevo a cabo «Una noche con los clásicos» junto a Amparo Rivelles y María Jesús Valdés en Almagro y este montaje que ahora se representa está inspirado en esta propuesta.

«Los espectadores se van a encontrar con un espectáculo muy bonito porque ver a Marsillach decir el verso es una gozada», relata Blanca Marsillach en declaraciones a LA RAZÓN. Su padre está presente en el montaje a través de imágenes proyectadas que incluyen pasajes en los que Adolfo Marsillach recitaba poemas de los clásicos, al tiempo que las actrices se turnan para leer otros textos de los clásicos del Siglo de Oro.

«Respetamos los textos originales. Solo hay tres versos de Miguel Hernández que hemos incorporado», explica.

El éxito de la obra radica en la complicidad que existe en la representación y es lo que ha permitido que haya girado por múltiples teatros en toda España y que haya funcionado independientemente del actor o la actriz que acompañe a Blanca Marsillach.

«Cada uno ha ido aportando cosas diferentes», detalla. «Miguel Rellán aportaba su masculinidad y su punto de vista de unos versos que él mismo eligió y que iban acorde con su personalidad. En el caso de Natalia Millán eligió otros versos que más encajaban con ella y Mónica Buiza ha hecho lo mismo. Ella aporta su forma más barroca de decir el verso que la que tenía Natalia Millán, que es más cabaretera, y también se distingue de la de Rellán, más estoico. Pero todos están muy bien dirigidos por Mario Gas y con una puesta en escena de luces y música muy bonita. Y yo también aporto mi estilo, claro», concluye.

El resto lo completa el espectador porque «el público cambia en cada sitio». «En el caso de Sevilla esperamos arrancar aplausos, palmas, mucha cercanía y buen rollo», pronostica.

Hace más de una década que Blanca Marsillach inició en España su carrera como empresaria vinculada al mundo de la cultura. Impulsó exitosos montajes como «Las entretenidas» de Mihura, dirigida por Juan Pedro de Aguilar; «La noche al desnudo de Michael Weller», dirigida por Pape Pérez; «Con las alas cortadas» de John Godber, dirigida por Ana Diosdado y «El reino de la tierra de Tennessee Williams», dirigida por Paco Vidal, en cuyo montaje Blanca participó también como productora y adaptadora del guión.

Su experiencia le avala para tener claro que España necesita contar con mecenas o con instituciones que apuesten por el teatro. «Eso desde luego», afirma. «El teatro y la cultura siempre necesitan mecenas y ayudas».

Y si esa falta de apoyo institucional dificulta la producción de obras teatrales, más difícil es abrirse camino con una propuesta sobre los clásicos porque, como ella misma admite, en España «falta amor por los clásicos». Aún así y pese a los obstáculos, Blanca Marsillach lleva años también impulsando iniciativas para inculcar el amor por la escena entre jóvenes de secundaria y bachillerato. Para ello no duda en hacer uso de las nuevas tecnologías o hasta el descubrimiento de los clásicos a través del rap.