Semana Santa

«Con cuatro ingredientes te puedes marcar una marcha, otra cosa es que sume»

El compositor Cristóbal López Gándara aboga por «cuidar» la música procesional desde el ámbito académico

El compositor Cristóbal López Gándara
El compositor Cristóbal López GándaraJesús DelgadoLa Razón

Es uno de los compositores más prolíficos del actual panorama de la música procesional. Cristóbal López Gándara ha compuesto marchas para numerosas hermandades de toda Andalucía y se atreve con todos los géneros: cornetas y tambores, agrupación musical, banda de música y música de capilla. Este ubetense cuenta con una sólida formación musical y, casi sin pretenderlo, está consiguiendo dignificar un estilo muchas veces denostado.

Sus inicios en este ámbito se sitúan en su pueblo con 14 o 15 años. «Allí empecé a escribir música». La agrupación musical Nuestra Señora de Gracia y la banda de cornetas y tambores María Santísima del Amor, que todavía hoy dirige, fueron su «laboratorio», donde experimentaba con la composición. López Gándara hace su Semana Santa con la primera formación, que posteriormente se convirtió en la Sociedad Filarmónica Nuestra Señora de Gracia. «Con el paso de los años me formo musicalmente y adquiero herramientas», pasando a hacer obras «más profesionales».

Se formó, primero, en el conservatorio elemental María de Molina de Úbeda y luego pasó al conservatorio superior de Granada Victoria Eugenia. Actualmente es profesor de «Fundamentos de composición» en el conservatorio de Úbeda. Asegura que su estilo se basa en la tradición «pero mirando al presente y al futuro». Sus referentes en la música son sus paisanos Pedro Gámez Laserna y Pedro Morales, que fueron directores de la banda Soria 9 de Sevilla. «Otro compositor que me fascina es Manuel López Farfán». López Gándara intenta seguir sus líneas, pero introduce «recursos de vanguardia, licencias que provienen de la música culta y académica».

A su juicio, una marcha de Semana Santa debe tener un lenguaje «claro tanto para el oyente como para el músico». «Si desconectamos con el público perdemos ese canal de comunicación. Otra cosa es que compongas exclusivamente para el público, y entonces se entra en lo popular y lo chabacano, donde sólo se busca el aplauso fácil». Por tanto, aboga por proponer «un producto de calidad, que tenga una sólida formación detrás». Pero esa composición debe pasar una serie de filtros, que son los músicos, directores de bandas, costaleros, capataces y el público en general. «Cuantos más filtros superes, mayor va a ser el éxito».

«La Virgen de los Desamparados», «María del Rocío», «Triana en sus penas», «Ante Pilatos el hijo de Dios» o «Al oír del canto» son algunas de sus marchas más afamadas. A López Gándara le cuesta elegir una. «Son como los hijos, que no puedes elegir uno y los quieres a todos por igual». Sin embargo, siente especial predilección por una composición que «se ha creado un hueco y la gente cuando la escucha se emociona». Se titula «Lágrimas de Amargura», una marcha compuesta hace diez años que ha logrado el éxito en una plaza complicada como Úbeda, donde «es difícil calar en el público».

¿Atraviesa un buen momento de la música procesional? «Está peor y mejor que nunca». Y aclara: «Ahora mismo tenemos una ensalada de estilos un poco confusa, hay mucha gente escribiendo música. Lo mismo te encuentras una obra que se mantendrá vigente durante cien años, que será una obra maestra, y también te encuentras con un monstruo que nos devora para que en dos, tres o cuatro años desaparezca». En definitiva, «hay una gran cantidad de autores que no tienen esa calidad que necesita el género para crecer», pero también hay muchos otros que «están sólidamente formados y su número es elevado». «Cuando se goza de buena salud llegan los excesos», ejemplifica.

Hoy en día, con un programa de ordenador y nociones básicas de solfeo, cualquier persona puede componer una marcha. «En la música procesional, al tener un componente popular, con cuatro ingredientes te puedes marcar una marcha, otra cosa es que sume». Según López Gándara, «no deja de ser un producto barato de consumo instantáneo». En internet, por tanto, circulan «programas a tu disposición para crear partituras y con un par de recursos puedes hacer una obra. ¿Eso hace crecer el género? No. Suma números, pero no calidad. Tenemos que buscar la excelencia».

Poco a poco se va reconociendo la labor de las bandas y su aportación a la música. López Gándara señala que el flamenco, en Andalucía, «es una música popular que ahora goza de un gran prestigio y las instituciones públicas lo defienden». La Junta de Andalucía baraja declarar la música procesional Bien de Interés Cultural. «Eso es un acicate y refleja que estamos haciendo las cosas bien». Asegura que «antes se hacía con más corazón que cabeza y ahora se está profesionalizando».

Las redes sociales son una «buena calculadora» para testar este auge del género. «No te puedes hacer una idea de la cantidad de gente que disfruta de lo que hacemos. Gente que comparte y vive esto todo el año». En Andalucía, a su juicio, «goza de gran prestigio», pero «tenemos que cuidarla un poco desde el ámbito académico. Desde este ámbito se ve como una música amateur, pero cada vez tiene más interés. Los alumnos así lo demandan».