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Medioambiente

Dragones azules: el peligroso molusco que amenaza las costas de Cádiz

Ha sido avistado ya en Canarias y Valencia, y se teme que pueda expandirse por la costa andaluza debido al aumento de la temperatura del mar

Avistan un peligroso dragón azul en Famara iStock

La costa de Cádiz sufre un verano más la invasión del alga asiática, sin que todavía se haya encontrado la solución magistral para hacerle frente. Ahora, desde las administraciones se teme una nueva plaga que ponga en riesgo el baño en las playas y, con ello, la temporada turística.

Desde Cádiz se mira con preocupación lo que está pasando en Canarias con el avistamiento del llamado dragón azul Este molusco venenoso para los humanos ha sido avistado por primera vez en la playa de Famara, lo que ha llevado al Ayuntamiento de Teguise, en Lanzarote, a desaconsejar el baño. El dragón azul también ha sido avistado también en Valencia y se teme que pueda expandirse por toda la costa española a tenor de las altas temperaturas que está registrando el mar.

Pero, ¿qué son estos dragones azules? El dragón azul (Glaucus atlanticus) es una babosa marina de entre 2 y 4 centímetros que flota boca abajo en la superficie del océano. Su color, de un azul metálico que resulta muy llamativo, le sirve de camuflaje contra depredadores aéreos y marinos. Su tronco presenta seis apéndices ramificados en los que concentra el veneno que extrae de sus presas, ya que se alimenta de especies venenosas como medusas, y más concretamente, de la carabela portuguesa.

Este molusco es venenoso para las personas. Almacena veneno en las ceratas (también denominadas “alas con plumas”) que decoran su cuerpo. La forma en la que lo adquiere es curiosa: extrae el veneno de sus presas (medusas o fragatas portuguesas) y lo utiliza para atacar a futuras presas. Dicho de otra forma, su manera de cazar consiste en dar a sus presas de su mismo veneno.

Justo por este motivo, no se trata de un peligro para los seres humanos. Solo ataca en caso de sentirse amenazado y la rozadura es similar a la que provoca una medusa. Es por esto que, a pesar de ser una especie desconocida para los bañistas todavía en España, un encuentro con el dragón azul no debería trascender más allá de la alerta a los servicios correspondientes. En caso de una picadura de dragón azul, se debe evitar tocar la zona, ya que se puede extender el veneno. A continuación, hay que lavar la piel con agua salada o suero fisiológico y tratar de retirar sus ceratas (las 'puntas') con una pinza. Esta operación no puede hacerse con agua dulce, pues ello podría hacer que las células urticantes liberen aún más veneno.

Para reducir la inflamación se deben aplicar paños fríos, nunca hielo directamente sobre la piel. Si el dolor persiste, es preciso acudir a un médico.