Méritos e infamias

No es su hora

"Dentro de algún tiempo, tendremos la perspectiva suficiente para entender una personalidad tan compleja, narcisista y ególatra como la del presidente del Gobierno"

Manifestación en Ferraz en apoyo de Pedro Sánchez
Manifestación en Ferraz en apoyo de Pedro Sánchez Gonzalo PérezLa Razón

El paripé y la espantá aliñan la trayectoria de cualquier artista que se precie de Córdoba a Tarifa. No lo vamos a negar y además lo aplaudimos como una forma de entender, sana, esto de estar en el mundo. Como habrán comprobado en estas horas de llanto, lamentos y paraguas frente a la sede de Ferraz, en las próximas horas veremos al presidente del balcón salir al balcón para tranquilizar a todos. “Que me quedo”, y aquí no ha pasado nada.

De momento, se nos queda en el cuerpo la sensación de asistir a una especie de auto sacramental donde, lógicamente, nadie entiende nada de lo que se representa, porque Pedro Sánchez ha logrado trascender su figura política y su cargo institucional hasta convertirse en la “Virtud”, azotada por la “Ponzoña” y el “Fango”. Memorable.

A mí todo este espacio en blanco, este tránsito hacia la nada, me recuerda a esos procesos biológicos que sufren ciertos seres vivos. Sí, se trata de una metamorfosis silenciosa, de la que debe emerger un nuevo ser, distinto al anterior que le otorgó la vida, que se enfrentará a una realidad con nuevas armas.

Entiendo que todo este númerito tendrá el sentido de llegar a alguna conclusión más allá de que tu adversario político, como marca la lamentable tradición española, pretende que te caigas cuanto antes para ocupar tu lugar. Pero para eso no es necesario pulsar el botón de “pause”, mandar una carta a los ciudadanos y frenar políticamente el país.

Dentro de algún tiempo, cuando la distancia nos permita observar con claridad lo que realmente sucede, tendremos la perspectiva suficiente para entender una personalidad tan compleja, narcisista y ególatra como la del presidente del Gobierno.

Capaz incluso, de manera pavorosa, de poner en jaque la propia supervivencia de una institución centenaria como el PSOE. “No nos puede dejar tirados”, se lamentaba en las redes sociales una militante socialista, entre la queja y el apoyo al querido líder.