Entrevista

Lola Álvarez: «No somos culpables de todo lo que le pasa a nuestro adolescente»

Su libro «¿Qué me he perdido? es una guía para afrontar los problemas de

salud mental entre los jóvenes

Lola Álvarez
Lola ÁlvarezJavier OcañaJavier Ocaña

Lola Álvarez es psicoterapeuta con más de 30 años de profesión. Ha escrito «¿Qué me he perdido?» como guía para afrontar los problemas de salud mental en la adolescencia. Llama la atención sobre la tendencia de los jóvenes a encumbrar de glamour al sufrimiento y elevar simples avatares de la vida a la categoría de drama. Anima a los padres a abandonar la culpabilidad perpetua.

Tengo niños de catorce, trece y ocho años. ¿Me he perdido algo o no veas lo que me queda?

(Risas) La respuesta está en ti. En la capacidad de preguntarte, buscar soluciones, o como muchos padres, vivir con una culpabilidad perpetua cuando la cosa no va bien con los hijos. Tendemos a echarnos la culpa de todo.

Estamos en la sociedad del bienestar con el malestar por bandera; la sociedad más comunicada y donde hay mas incomunicación. Más oportunidades para vivir pero cada vez más ganas de quitarse de en medio. ¿Qué pasa?

Vivimos en una época de contradicciones. Estamos muy comunicados, pero a un nivel muy superficial. Y este es el germen de muchos problemas de salud mental. Padres y madres van corriendo todo el día y no prestan atención de calidad a los niños para observar cambios de conducta o si algo va mal.

Se refugian, por ejemplo, en el móvil.

Si, pero ojo. Le regañamos porque están todo el día con el móvil, la Tablet o la consola. Pero los padres echan la reprimenda con el suyo en la mano, levantando la cabeza de la misma pantalla pero en dispositivo diferente. No somos buenos espejos a veces.

¿En que consiste hoy día el proceso de socialización?

Sin voluntad de comunicarse con los hijos, el proceso de socialización se hace muy complejo. A veces nos interesamos por cubrir expediente, pero hay que sentarse a razonar y orientar. Llevarse bien con el niño o adolescente no significa sustituir el papel de padres por el de amigos. Son cosas diferentes.

Siempre se habló de familia, medios de comunicación y escuela como herramientas de socializar.

El concepto de familia ha cambiado, hay muchos modelos y cada uno con desafíos concretos y diferentes. En la escuela obligan a cambiar con demasiada rapidez de proyecto educativo, cada año se queda obsoleto el anterior. Los medios han perdido la autoridad de fuente informante y formadora por unas redes sociales que no garantizan la veracidad, más bien al contrario.

Y en este maraña, los padres entonan el «mea culpa».

Hay muchas situaciones de estrés donde los padres no son culpables de que a los menores o adolescentes no les vaya bien en un momento determinado, al contrario, son víctimas de tanto desasosiego. Pero hay que desdramatizar y no elevar a la categoría de patología o enfermedad, lo que son avatares de la vida.

¿Está sobrevalorada el autodiagnóstico de ansiedad y depresión?

La banalización nos hace perder el sentido de la realidad y la posibilidad de afrontar problemas de verdad. A veces el mal humor esconde una situación de abatimiento. Pero, no es lo mismo estar ansioso ante un examen que tener ansiedad. Estar deprimido porque has cortado con el novio o novia y tener depresión. Nos escuchamos demasiado, parece que siempre tenemos que tener algo. Hay un cierto glamour del sufrimiento. La sociedad actual idolatra el alma torturada.

¿Cómo los afrontamos?

Cortando esa espiral. Poner a esa persona frente al espejo de la realidad. Desdramatizar. Lo que está claro es que no lo ayudamos si encima engrandamos la bola queriendo empatizar ante una situación circunstancial. Si detectamos que el problema persiste y va camino de convertirse en una situación compleja, real, hay que buscar especialistas y ayuda. Tomar decisiones sobre la base de un problema, no sobre castillos de aire.

¿Qué paso hacia adelante debe dar la familia?

Cuanto más hables con tus hijos menos sustos tendrán en el futuro. Y no hace falta tener conversaciones trascendentes continuamente. Hazlo sobre lo cotidiano y si hay preocupaciones ocúpate en buscar soluciones conjuntas o pide ayuda profesional. Deja Google para otra cosa. Hay mucha información, pero poco sentido común.