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Tercera derrota consecutiva del PSOE andaluz pero Espadas resiste

El partido pierde por escaso margen en Andalucía, se deja cuatro diputados y el líder toma oxígeno ante el bloqueo nacional

El secretario general del PSOE-A, Juan Espadas
El secretario general del PSOE-A, Juan EspadasEPEP

Terceras elecciones consecutivas que pierde el PSOE en Andalucía, aunque la escasa diferencia de votos respecto al PP da al secretario general socialista, Juan Espadas, oxígeno mientras en el contexto nacional se dilucida la gobernabilidad. El PSOE obtuvo ayer 1.380.674 votos en la comunidad autónoma, apenas 100.000 sufragios de diferencia respecto al PP. Sí es más abultada la derrota en número de diputados, obteniendo 21 frente a los 25 de los populares.

Este resultado del PSOE es prácticamente idéntico al de las elecciones generales de 2019, aunque ahora pierde cuatro diputados. El partido, por tanto, sale nuevamente derrotado de una contienda electoral en Andalucía, pero no es una debacle. De hecho, se mantiene en número de votos tras la mayoría absoluta conseguida por el PP en las elecciones autonómicas de 2022 y la victoria popular en las municipales, con la consiguiente pérdida del poder local.

Desde que cogió las riendas del PSOE en junio de 2021, ganando el pulso orgánico a la ex presidenta de la Junta Susana Díaz, Espadas ha perdido todas las elecciones que se han celebrado en Andalucía. Estrenó su liderazgo firmando el peor resultado de la historia del PSOE en la comunidad autónoma, materializado en las elecciones autonómicas del 19 de junio de 2022. Entonces, el partido quedó por debajo de la barrera psicológica del millón de votos, obteniendo 878.591 sufragios y 30 escaños en el Parlamento andaluz. Un duro golpe porque el PP consiguió mayoría absoluta por primera vez en unos comicios autonómicos en Andalucía.

Espadas empezaba a ser cuestionado nada más estrenar su liderazgo. Sin embargo, su apoyo sin fisuras a Pedro Sánchez le garantizó su continuidad. En las elecciones municipales del pasado 28 de mayo el partido se recuperó, en cuanto al número de votos, pero perdió el poder local. El partido salió derrotado nuevamente de la contienda electoral, cosechando 1.301.405 votos. No fue un batacazo, aunque sí fue hiriente la pérdida de algunas capitales socialistas destacadas como Sevilla, Huelva y Jerez. De hecho, las ocho capitales andaluzas se tiñeron de azul, más seis de las ocho diputaciones provinciales.

Con la derrota de Sánchez en estas elecciones el liderazgo de Espadas sigue cuestionado, pero resiste. Espadas ha sido el principal valedor de Sánchez en Andalucía, una comunidad que el candidato socialista no pisó durante la campaña electoral y que ya no es el destacado granero de votos del PSOE a nivel nacional. Estas elecciones han confirmado el giro político hacia el PP en Andalucía, cerrando así el ciclo electoral con la Junta y las ocho capitales andaluzas.

Espadas ha venido basando su oposición en Andalucía en la sanidad y en la controvertida ley de regadíos de Doñana, la principal sombra del Gobierno andaluz que quedó pendiente de la anterior legislatura y que ahora ha retomado en esta nueva etapa con mayoría absoluta. Sin embargo, la Junta de Andalucía desactivó las críticas de los profesionales sanitarios con un amplio acuerdo que incluía mejoras laborales. En cuanto a la ampliación de los regadíos, la norma continúa su proceso parlamentario. Este asunto, además, tomó protagonismo durante la pasada campaña electoral, con ataques virulentos desde La Moncloa a la Junta y al propio presidente andaluz. La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, llegó a llamar «gamberro» a Moreno por esta controvertida norma. El agua, por tanto, se convirtió en arma electoral en un momento especialmente complicado, con una sequía galopante.