
Mascotas
La advertencia de los veterinarios que enciende todas las alarmas: este alimento de tu cocina es un veneno para tu loro
Más allá del alpiste, la dieta de los loros se enriquece con alimentos de nuestra propia despensa como la quinoa, el huevo cocido o el boniato, opciones que mejoran su salud y estimulación mental

La tentación de compartir un trozo de nuestra comida con un loro doméstico es grande, pero la línea que separa un premio saludable de un riesgo para su salud es a menudo muy delgada. Antes de introducir cualquier alimento nuevo en su dieta, por muy inofensivo que nos parezca, el sentido común y la prudencia deben ser la norma. La clave, en última instancia, reside en la supervisión y en la consulta con un veterinario especializado en animales exóticos, el único profesional capaz de ofrecer una pauta adaptada a cada ejemplar.
De hecho, existen líneas rojas que nunca deben cruzarse. Algunos alimentos de consumo humano resultan directamente peligrosos para estas aves. Es el caso de los tomates verdes, que contienen una alta concentración de solanina, un compuesto tóxico para estas aves, o de la patata cruda, cuyo consumo también entraña serios peligros para su organismo. La norma es clara: ante la más mínima duda, es mejor abstenerse por completo.
Por el contrario, otros productos de nuestra cocina sí pueden convertirse en un complemento ideal. El tomate maduro, por ejemplo, es seguro si se ofrece con moderación por su acidez, mientras que el boniato cocido se presenta como una excelente y nutritiva alternativa, rica en fibra y betacarotenos. Esta última idea contrasta con el riesgo que sí supone la patata cruda para la salud de los loros.
El papel de las proteínas y los hidratos en su bienestar
En este sentido, un aporte extra de proteínas resulta fundamental para el correcto mantenimiento del animal. Un huevo de gallina, siempre bien cocido para eliminar cualquier riesgo de salmonelosis, puede ofrecerse cada dos semanas. Este alimento no solo es un bocado apreciado, sino que también contribuye de forma notable a la salud de su plumaje y al mantenimiento de su masa muscular.
Asimismo, la quinoa, ya sea cocida o simplemente hidratada, constituye otra fuente de proteína vegetal de gran valor, repleta de fibra y minerales esenciales. En el capítulo de los carbohidratos, pequeñas cantidades de arroz o pasta son una opción viable, siempre cocidos y sin aditivos como sal, aceites o salsas. Incluso un trozo de pan natural o unos copos de maíz sin azúcar pueden servir como un premio muy esporádico.
Con todo, es crucial entender que estos alimentos son un complemento, no la base de la dieta del animal. Su verdadero valor no solo es nutricional; enriquecer su alimentación con nuevos sabores y texturas supone una formidable fuente de estimulación mental para unas aves cuya inteligencia a menudo se subestima, rompiendo la monotonía del alpiste y las pipas de girasol.
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