Mascotas
¿Es buena idea que los gatos duerman en la cama del humano? Pocos lo saben, pero es una decisión crucial
Aunque para muchos dueños es una fuente de seguridad y afecto, compartir la cama con el gato esconde riesgos que van desde las alergias y los parásitos hasta la interrupción constante del sueño
Para los alergólogos, la recomendación es tajante: dormir con mascotas es una práctica a desaconsejar, especialmente para quienes tienen predisposición a sufrir reacciones alérgicas. El motivo principal no reside únicamente en el pelo del animal, como se podría pensar, sino en la acumulación progresiva de alérgenos en el colchón. Con el tiempo, la cama se convierte en un foco de alérgenos problemático, convirtiendo un espacio de descanso en un riesgo para la salud.
De hecho, estas sustancias no solo provienen del pelaje, sino también de la saliva y la orina del felino. Para aquellos que, aun así, deciden compartir el lecho, los expertos sugieren medidas paliativas como el uso de fundas antiácaros. La clave, no obstante, está en que estas fundas deben lavarse a más de 65 grados con regularidad para garantizar que se elimina cualquier rastro problemático y se mantiene la higiene de la cama. Además, para garantizar el bienestar del animal, es importante estar atento a otros indicadores de su estado general, ya que existen varias señales para saber si un gato está sano que todo dueño debería conocer.
Curiosamente, una acción tan cotidiana como pasar la aspiradora puede ser contraproducente en estos casos. Según advierten los especialistas, utilizar aspiradoras de gran potencia directamente sobre el colchón puede, en lugar de solucionar el problema, esparcir las partículas por la habitación y agravar el cuadro alérgico. Por tanto, la limpieza debe realizarse con métodos más específicos y controlados.
Más allá de las alergias: el descanso interrumpido y otros riesgos
Por otro lado, la calidad del sueño es otra de las grandes damnificadas. El sueño reparador choca a menudo con la naturaleza de los felinos, que tienen sus patrones de actividad crepuscular y nocturna. No es raro que sus dueños vean su descanso fragmentado por carreras inesperadas, maullidos a deshoras o juegos en mitad de la noche, lo que afecta directamente al bienestar y al rendimiento del día siguiente. Entender su comportamiento es fundamental para mejorar la convivencia, al igual que saber interpretar otros gestos comunes como la razón por la que un gato se frota contra tus piernas, lo cual es una forma de comunicación.
Asimismo, si el animal tiene acceso al exterior, se suma un riesgo añadido para la higiene del hogar y la salud de las personas: la transmisión de parásitos indeseados. Pulgas o garrapatas pueden viajar fácilmente desde el jardín hasta las sábanas, generando un problema que va más allá de la simple convivencia con la mascota. Esta situación abre un debate más amplio sobre las diferencias entre especies, ya que en el caso de los perros, muchos expertos analizan si debes dejar que tu perro duerma en la cama por los beneficios que puede tener para ellos.
Con todo, el debate va más allá de lo puramente sanitario. Para miles de personas, la compañía nocturna de su gato es un ritual irrenunciable que fortalece su vínculo afectivo. El contacto físico ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad, aportando una sensación de seguridad emocional que muchos consideran un bálsamo reconfortante al final de una jornada complicada.