
Mascotas
Cinco curiosidades de los gatos que no conocías y que te harán un mejor cuidador
Aunque llevan miles de años entre nosotros, todavía existen muchas mentiras extendidas acerca de estos felinos

Aunque no existe un consenso mayoritario, se cree que los gatos habrían sido domesticados por los humanos hace más de nueve milenios, antes incluso de la existencia de la primera escritura registrada. En este sentido, nuestros compañeros felinos podrían ser catalogados como seres 'prehistóricos' que han sobrevivido hasta nuestros días, aunque con cambios importantes.
Desde el primero contacto, las personas hemos aprendido mucho y nos hemos sorprendido del comportamiento muchas veces tan errático y el aura tan misteriosa de la que están cubiertas estas mascotas. Cada vez más gente trata de informarse lo mejor posible acerca de los hábitos y cuestiones de salud de sus gatos, pero todavía siguen existiendo muchos alrededor de los pequeños felinos.

Ser más independientes y no tan cariñosos como los perros no les ha ayudado mucho, de hecho, esto ha provocado que surgieran supersticiones y mitos en torno a ellos, que hoy trataremos precisamente de desmentir. Cada individuo es único, como descubriremos más adelante, y necesita de un volumen de atención y cuidado diferente.
Cinco curiosidades de los gatos que no conocías y que te harán un mejor cuidador
Los gatos domésticos (Felis catus) son animales fascinantes que llevan miles de años conviviendo a nuestro lado y, sin embargo, hay decenas de datos que desconocemos sobre ellos. Para todos los amantes de estos 'leones en miniatura' que deambulan por tantos de nuestros hogares, traemos una serie de curiosidades poco conocidas para entenderles mejor.
1. Los gatos no son 'golosos'
De hecho, es imposible para ellos, ya que una mutación genética en los receptores de las papilas gustativas encargadas de procesar los azúcares, hace que no sean capaces de detectar los sabores dulces. Como su dieta en la naturaleza se basa exclusivamente en proteínas y grasas, no necesitan detectar los carbohidratos presentes en los alimentos, ya que son prácticamente carnívoros obligados.
Obtienen la glucosa que necesitan a partir de las proteínas y grasas de su dieta, a través de un proceso metabólico llamado 'gluconeogénesis'. Un mito muy extendido acerca de los gatos es que no pueden sentirse saciados, lo que es falso. En lugar de depender del azúcar o los carbohidratos para activar su sensación de satisfacción, estos felinos regulan su ingesta de alimentos según la cantidad de proteínas y grasas consumidas.
2. Pueden girar sus orejas 180 grados
Los gatos tienen un sistema auditivo altamente desarrollado, infinitamente más que los humanos, y pueden detectar muchas frecuencias a las que nosotros ni si siquiera nos acercamos. Además, son capaces de rotar sus orejas hasta 180 grados y de forma independiente, lo que les permite captar sonidos con mayor precisión. A diferencia de los seis músculos que los humanos tenemos en las orejas, los gatos poseen treinta y dos.

3. La nariz es su 'huella de identidad'
De la misma forma en que se puede distinguir a cada uno de los seres humanos por nuestras huellas dactilares sucede lo mismo con la nariz de estos felinos. Cada individuo posee un patrón de arrugas y líneas en su nariz único, no existen dos gatos con la misma 'huella nasal'. Se cree que esto podría servir incluso en el futuro para identificarlos, de la misma forma en que las personas utilizamos el registro de huellas dactilares.
4. Su ronroneo puede ser terapéutico
Este sonido que los gatos hacen cuando sienten placer o relajación tiene ciertas vibraciones (entre 25 y 150 Hz) que se cree que podrían ser beneficiosas para los humanos. Esto es así porque se dice que podrían promover la cicatrización ósea y reducir el estrés, tanto en los propios felinos como en sus dueños humanos. Además, existen estudios que apuntan a que las frecuencias de ronroneo pueden ayudar a disminuir la presión arterial y la ansiedad.
5. Tienen un órgano extra para detectar olores
Los gatos no solo cuentan con un poderoso olfato, sino que también poseen un órgano en el paladar del que los humanos carecemos. Se le conoce como 'órgano vomeronasal' u 'órgano de Jacobson', y les permite detectar ciertos olores en el aire, especialmente las feromonas. Cuando estos felinos abren la boca y adoptan una expresión extraña (llamada 'reflejo de flehmen'), suele ser porque están haciendo uso de este miembro para analizar olores en profundidad.
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