
Mascotas
El perro clonado de Tom Brady reaviva el debate sobre la clonación de animales domésticos
La revelación del exjugador sobre su mascota clonada pone en primer plano la ciencia, el coste y los dilemas éticos

El exjugador de la NFL Tom Brady ha desatado un intenso debate al revelar que su nueva perra, Junie, es en realidad un clon genético de su anterior mascota, Lua, fallecida en diciembre de 2023. El procedimiento fue llevado a cabo por la firma de biotecnología Colossal Biosciences, en la que Brady es inversor, junto a la empresa Viagen Pets & Equine, especializada en la clonación de animales domésticos.
Según informan medios estadounidenses, el proceso comenzó con la obtención de una muestra de sangre de Lua antes de su muerte, lo que permitió conservar su ADN intacto. Mediante una técnica de transferencia nuclear, los científicos implantaron ese material genético en un óvulo al que se había eliminado su núcleo y lo introdujeron en una madre sustituta. El resultado fue Junie, una copia genética de Lua. El coste de este tipo de clonación oscila entre 50.000 y 85.000 dólares, y el proceso completo puede prolongarse entre seis y nueve meses.
Aunque los clones comparten el mismo ADN que el animal original, los expertos recuerdan que no son réplicas idénticas en comportamiento o personalidad, ya que el entorno, la crianza y las experiencias influyen de forma determinante en su carácter. “Un clon no es una copia sentimental, es una nueva vida con un viejo código genético”, explicó la genetista Beth Shapiro al medio The Guardian.
La decisión de Brady también ha reabierto el debate ético y científico sobre la clonación de animales domésticos. Los defensores consideran que esta tecnología puede ofrecer consuelo a las familias que han perdido una mascota y aportar avances para la conservación de especies en peligro. Sin embargo, las organizaciones de bienestar animal advierten del riesgo de sufrimiento que pueden sufrir las madres portadoras, así como del trasfondo moral de comercializar la vida y “revivir” animales fallecidos.
Empresas como Colossal aseguran que sus investigaciones podrían tener aplicaciones más amplias, incluso en la recuperación genética de especies extintas, como el mamut lanudo o el rinoceronte blanco. Pero el caso de Brady muestra cómo esta tecnología, pensada para la conservación, ha empezado a entrar en el ámbito doméstico y emocional, generando una nueva reflexión sobre los límites entre la ciencia y el afecto.
En definitiva, el clon de Lua, convertido en Junie, no solo ha devuelto a Tom Brady una parte simbólica de su mascota, sino que ha abierto una conversación global sobre lo que significa crear vida a partir de los recuerdos.
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