Peligros

Serpientes venenosas en España: cuáles son y cómo identificarlas

En la Península Ibérica existen numerosas especies de estos reptiles capaces de inyectar toxinas a través de su afilados colmillos

Serpiente venenosa
Serpiente venenosaPEXELS (Catalin Buescu)

En muchas ocasiones, cuando vemos documentales sobre animales extremadamente venenosos que se encuentran en el Amazonas, en el sudeste asiático o en Australia, pensamos que esta fauna no se puede dar en España de ninguna manera. Lo cierto es que en la Península Ibérica sí que existen numerosas especies animales con capacidades tóxicas, de las cuales alguna con un poder suficiente como para llegar a matar a una persona adulta.

Los campos, montes y bosques de España están repletos de especies venenosas, desde víboras y culebras hasta algunos insectos, como el 'escorpión de cola amarilla' (Euscorpius flavicandis) o la araña 'viuda negra', que habita en los campos de centeno y otros cultivos mediterráneos. Otra parte de esta peligrosa fauna habita en nuestro país, pero han sido exportadas desde otros lugares y criado accidentalmente.

Escorpión en la naturaleza
Escorpión en la naturalezaPEXELS (Sharath G.)

Sin embargo, la mayoría de estas especies no ni por asomo tan tóxicas como sus lejanos parientes de otras zonas del planeta, aunque siguen representando un potencial peligro para la salud de personas, ganado y mascotas. De entre ellas, destacan especialmente las serpientes, y es fundamental saber reconocerlas para evitar cualquier clase de riesgo.

Serpientes venenosas en España: cuáles son y cómo identificarlas

Para que la población española sepa identificar correctamente las diferentes especies de serpientes que se dan en la Península Ibérica y distinguir así las venenosas de las no venenosas, el Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes ha publicado un listado con los principales reptiles de esta clase que tener en cuenta en las excursiones por la naturaleza o municipios cercanos a ella.

Dentro de las víboras, destacan cuatro especies venenosas que están repartidas por todo el territorio nacional, y con las que hay que guardar especial precaución. Son las siguientes:

  • La víbora áspid (Vipera aspis) es la especie más venenosa y activa de España. Es más delgada y esbelta que otras víboras, con un hocico ligeramente curvado hacia arriba, una marca característica en la cabeza y un vientre oscuro. Se encuentra en el noreste de Castilla y León, el suroeste de La Rioja, el noreste de Navarra, Aragón y el norte de Cataluña. Habita en diversos entornos, desde zonas áridas y montes caducifolios hasta bosques alpinos. Prefiere terrenos accidentados con rocas y arbustos, así como áreas boscosas, barrancos y orillas de ríos. Es una serpiente tranquila que tiende a evitar el contacto con los humanos.
  • La víbora común europea (Vipera berus) puede alcanzar hasta 87 cm de longitud y se distingue por su hocico relativamente ancho y su gran variedad de coloraciones. En las hembras, la garganta es blanca, mientras que en los machos es negra. Se encuentra en el norte y noreste de la península ibérica y es principalmente activa durante el día. Su hábitat abarca prácticamente toda la vegetación atlántica.
  • La víbora hocicuda (Vipera latastei) es algo más pequeña, con un cuerpo corto y robusto. Su hocico se prolonga en una pequeña protuberancia similar a un cuerno. Presenta un vientre blanquecino y un característico dibujo en zigzag a lo largo de su dorso. Su distribución cubre casi toda España, excepto el norte (Asturias, Cantabria, País Vasco, la mayor parte de Galicia, Navarra, Aragón septentrional y el noroeste y noreste de Cataluña).
  • La víbora de Seoane (Vipera seoanei) tiene características intermedias entre Vipera berus y las poblaciones occidentales de Vipera aspis. Se localiza desde el noroeste de Navarra hasta Asturias, Galicia y el norte y oeste de León. Suelen habitar en áreas con vegetación atlántica, bosques de robles y coníferas, donde dependen en gran medida de la cobertura vegetal. Es una especie de hábitos diurnos.
Víbora venenosa
Víbora venenosaPIXABAY (OlafViking)

En la Península Ibérica existen decenas de culebras, pero tan solo dos de ellas son venenosas:

  • La culebra de cogulla (Macroprotodon cucullatus) es una serpiente de aproximadamente 60 cm de longitud, con un hocico ancho y una distintiva franja negra que va desde el ojo hasta la boca, además de una gran mancha oscura en forma de collar. Se encuentra en el sur y centro de España, así como en las Islas Baleares, aunque no está presente en Castilla-La Mancha. También existen poblaciones aisladas en Cataluña, Aragón y Castilla y León. Prefiere hábitats con suelos arenosos o pedregosos, con vegetación dispersa, además de ruinas y montones de leña. Es una especie terrestre, de hábitos crepusculares y nocturnos.
  • La culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) es la serpiente más grande de España, pudiendo superar los 2 metros de longitud. Su coloración varía entre tonos verdosos y marrones. Aunque suele huir ante el peligro, si se siente amenazada puede mostrar un comportamiento más agresivo que otras serpientes, emitiendo un silbido característico y levantando la cabeza de manera similar a las cobras antes de atacar. Su distribución abarca casi toda la península ibérica, con excepción del norte de Galicia, Asturias, el norte de Castilla y León, Cantabria, el norte y centro del País Vasco, Navarra, el norte de Aragón y el noroeste de Cataluña. Se adapta bien a entornos de monte bajo y abierto. Es una serpiente diurna, principalmente terrestre, muy veloz y capaz de nadar si es necesario.

Síntomas que pueden aparecer tras la mordedura

  • La marca dejada por una mordedura refleja la disposición de los dientes del animal. En el caso de una víbora, suele observarse dos pequeñas incisiones de unos 2 mm de longitud, separadas entre sí por unos 6 mm. En cambio, la mordedura de una culebra deja dos filas paralelas de marcas rasgadas, con una separación de entre 1 y 1,8 cm. No obstante, pueden darse excepciones, como la presencia de una única marca si solo ha penetrado un colmillo, o varias señales debido a mordeduras repetidas.
  • Tras la mordedura, el dolor aparece de inmediato con una intensidad variable. Entre 15 y 30 minutos después, la zona afectada adquiere un tono morado y comienza a inflamarse de forma considerable, siendo esta hinchazón especialmente pronunciada en los niños.
  • Es común que se presenten síntomas generales como vómitos, dolor abdominal intenso y diarrea. En algunos casos, pueden aparecer complicaciones más graves, como alteraciones circulatorias y problemas de coagulación.
  • La culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) puede provocar inflamación junto con síntomas neurotóxicos, como dificultad para respirar o tragar.
  • Algunas mordeduras son "secas", es decir, sin inyección de veneno. En estos casos, los únicos signos visibles son las marcas de los dientes, aunque aún requieren atención médica, ya que pueden infectarse.
  • Ciertos síntomas pueden estar relacionados más con el miedo que con el veneno en sí, como náuseas, taquicardia, nerviosismo y respiración acelerada.