
Talento aragónés
Manzanares o Roca Rey ya le han apadrinado: más datos sobre el torero maño de 20 años que triunfa en las plazas
Considera que la tauromaquia honra el legado de sus mayores, a quienes la sociedad, sentencia, les falta el respeto continuamente

Con tan solo 20 años, Aarón Palacio se ha convertido en la gran promesa aragonesa de la tauromaquia. Inspirado por el festejo popular, un día decidió apuntarse a la escuela taurina Mar de Nubes de Zaragoza. Fue allí donde conoció a Miguel Cuartero, el fundador de la escuela, quien vio un talento innato en él. “Ahí hay torero”, sentenció Cuartero tras ver solo cuatro pases del joven con un becerro.
Dicha frase fue la que abrió la puerta de un sueño que ahora lo lleva a triunfar en las plazas más importantes del país. Apoderado por el torero Raúl García, 'El Tato', Palacio ha demostrado su valía cortando dos orejas en Sevilla y un apéndice en Las Ventas, lo que le valió para ser nombrado mejor novillero de San Isidro. Los aficionados y expertos destacan su firmeza y su rápida visión en el ruedo.
La hora del gallo y su simbolismo
En una entrevista realizada por 'Ok Diario, el maño se muestra tranquilo y seguro de sí mismo. “No comprenden que con 20 años no quieras irte de fiesta o de vacaciones. Yo disfruto con esto, entregándome todos los días a mi sueño. No me puedo jugar la temporada, ahora es el momento de trabajar”, asegura.
Aarón Palacio no duda en compartir los detalles más íntimos de su preparación. Nos cuenta que los momentos previos a una faena son “muy difíciles”. Su cuerpo, en ocasiones, le dice que no será capaz, pero él se autoafirma: “sí, lo soy. ¡No llevo entrenando tantos días para nada! Me he sacrificado para esta oportunidad y soy un afortunado”.
"Para mí Dios lo es todo", confiesa
Cuando se pone delante del toro, el miedo se disipa y el disfrute toma el control. A este sentimiento, los aficionados que lo siguen lo llaman "la hora del gallo". El origen de este particular mantra se remonta a su maestro Miguel Cuartero, quien un día vio a un gallo en el campo y quedó impresionado por su fuerza y elegancia. Desde entonces, el gallo simboliza para Aarón “la fuerza, la fortaleza, la garra y las ganas de querer ganar al oponente”.
Además de su disciplina y su entrega, la fe juega un papel crucial en su vida. "Para mí Dios lo es todo", confiesa. A pesar de no provenir de una familia muy religiosa, se ha acercado a la fe en los últimos años y la considera una fuente de fortaleza. “A mí, Dios me da fuerzas. Él lo ve y lo sabe todo. Cuando salgo a una plaza, sabe lo que he dado antes y lo que estoy dispuesto a dar. A mí me hace bien creer en Dios, me hace ser mejor”, afirma con una mirada cristalina.
El respeto y el toreo clásico
Aarón Palacio defiende la tauromaquia como un vehículo de valores esenciales para la sociedad. Para él, el más importante es “el respeto a los mayores”. En su opinión, la sociedad actual les falta el respeto continuamente, mientras que la tauromaquia honra el legado de quienes la precedieron. Este joven novillero reivindica “el toreo de lo clásico” y admira profundamente a Morante de la Puebla, a quien considera “el mejor torero de la historia”. “Lo que hace Morante, sólo lo hace él. Morante es torero dentro y fuera de la plaza”, opina.
Finalmente, su visión de la muerte es, cuanto menos, impactante. “Yo amo la vida. Me declaro un vividor, en el mejor sentido de la palabra. Pero sé que todos tenemos una hora, los toreros lo tenemos muy presente”, explica, dejando claro que su pasión y entrega a su sueño son más fuertes que cualquier miedo.
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