Gastronomía
Las mejores ostras del norte que se agotan en Navidad
Con venta on line, también se pueden degustar en una terraza ubicada en el precioso pueblo marinero de Castropol
Las mejores ostras del norte tienen sello asturiano y se crían en la ría del Eo, con mimo y con esmero. Con una producción de veinte toneladas anuales, el año pasado en Navidad, Acueo, nombre de la empresa que se lanzó ya en el año 1992 a criar las primeras ostras en el estuario que a la vez divide y une a Asturias y Galicia, se quedó sin existencias en Navidad.
Y es que las ostras del Eo tienen un sabor y una textura que nunca falla, así que qué mejor manjar para poner en la mesa, ya sea en Navidad o en cualquier celebración, que este producto tan exquisito. Concretamente, durante las fiestas navideñas del año pasado, se sacaron a la venta 25.000 ostras. No fueron suficientes. Fue la primera vez que se quedaron sin existencias, así que este año hay que ser previsores si no se quiere dejar de tener este manjar encima de la mesa durante las fiestas.
El periodo de crecimiento de una ostra varía entre los dos y los dos años y medio, y la intención de la empresa es de ir aumentando la producción. Se cultivan de forma totalmente artesanal, en la Ensenada de la Linera, conocida por ser una zona de un enorme valor ecológico. El cultivo se hace sobre unas parrillas enormes, de las que se cuelgan los sacos con las ostras. Ahí van creciendo y creciendo hasta su recolección. Los sacos están bien sujetados a las parrillas para evitar que las inclemencias del tiempo las afecten.
Llegan a las parrillas midiendo unos cinco milímetros y se les deja crecer hasta alcanzar, al menos, los 8 centímetros, que es la medida estipulada para ser consumidas y comercializadas. Cuando es época de bajamar se revisan los sacos, se limpian, se remueven y se voltean. Lo que se pretende es que no haya organismos que afecten a las ostras durante su crecimiento, para que así, sean un producto siempre de excelente calidad garantizada.
Los sacos también se sacan a tierra, cuando consideran los ostricultores, y se aprovecha para colocar las ostras según su tamaño. La producción es totalmente ecológica y funciona muy bien. Tanto es así que en Castropol se celebra cada año un festival de la ostra y durante la temporada alta hay un puestecito con terraza para la degustación de las ostras en la zona del puerto.
Pero hasta llegar a este punto la empresa ha pasado por épocas dulces y negras. La crisis del 2008 les azotó fuerte ya que vendían casi toda su producción a Francia, pero de repente las ventas se pararon en seco. Hubo que darle una vuelta al negocio, repensar el nicho de mercado y adaptarse. Ahora producen menos, pero todas ecológicas, mismo sabor, misma textura, pero cuidando hasta el mínimo detalle. Si las ostras del Eo antes eran buenas, ahora son sublimes. El contador de ostras para esta Navidad ya está a punto de ponerse en marcha en Castropol.
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