Alimentación
La dieta no cura un tumor, pero evita el 35% de ellos
La existencia de superalimentos capaces de mitigar un cáncer es un mito que los expertos desmienten, aunque sí está demostrado el papel protector de la dieta mediterráneaalimentos por vía venosa– o se han sometido a un trasplante multivisceral. Para complementar la asistencia sanitaria, la asociación NUPA facilita información, ayuda y asistencia terapéutica y psicológica a los afectados y a sus familias
Cuando en la vida de una persona aparece la palabra cáncer, resulta inevitable preguntarse por qué y en ese momento la alimentación se alza como un escudo para combatir el tumor
Cuando en la vida de una persona aparece la palabra cáncer, resulta inevitable preguntarse por qué y en ese momento la alimentación se alza como un escudo para combatir el tumor. «No existe ninguna dieta que cure el cáncer, ni superalimentos milagro que lo borren. Es un mito porque el papel de la alimentación es paliativo y preventivo, pero en ningún caso curativo», asegura Julio Basulto, dietista-nutricionista, profesor asociado en el Grado en Nutrición Humana y Dietética de la Universidad de Vic y coautor de «Dieta y Cáncer».
En esta línea también se posiciona Jordina Casademunt, miembro de la Unidad de Nutrición y Dietética del IOB Institute of Oncology, quien recuerda que «a pesar de que en el cáncer afecta la genética, sólo entre un 5% y un 10% de los tumores tiene factor causal genético, mientras que el 90-95% restante aparecen por factores ambientales. Dentro de este gran porcentaje a la alimentación le corresponde el 35%». La rueda del 100% la completarían, tal y como apunta Basulto, «el tabaco, el alcohol y el sedentarismo».
Mitos a desterrar
Son muchos los mitos que merodean en torno a la mesa y esta patología, la mayoría de ellos sin evidencia científica alguna. Es el caso, por ejemplo, del uso del microondas, del que se ha dicho que su empleo puede ser cancerígeno. «No hay estudios que demuestren que este aparato sea malo, aunque sí recomendaría utilizarlo de forma puntual y no como única manera de cocinar», recomienda Casademunt. En este sentido, Basulto hace hincapié en que «emplear envases de plástico y recalentarlos en el microondas es totalmente seguro y no provoca cáncer», aunque la nutricionista del IOB aconseja «volver a utilizar recipientes de cristal, ya que el bisfenol presente en algunos envases plásticos de productos sí se ha visto que puede migrar a los alimentos y aumentar el riesgo de tumores de mama y próstata».
Otro bulo es que el azúcar alimenta el cáncer, pero se trata de una afirmación incorrecta. «No hay evidencia de que este componente en sí mismo desencadene tumores, pero sí se ha demostrado que el consumo de bebidas azucaradas provoca obesidad, lo que aumenta el riesgo de tenerlos», advierte Basulto. En concreto, «la obesidad se ha asociado con un aumento de la mortalidad por cáncer de colon, mama (en mujeres postmenopáusicas), endometrio, renal, esófago, gástrico, páncreas, próstata, vesícula biliar e hígado», detalla Casademunt. Tampoco faltan los mitos que aseguran que los aditivos, la soja, los lácteos o los transgénicos pueden ser cancerígenos «pero no hay evidencia científica que lo demuestre», recuerda Basulto.
Lo que sí está demostrado es que el consumo excesivo de carnes rojas y procesadas es dañino para la salud. «No se trata de eliminarla de la dieta, pero no hay que superar los 300 gramos a la semana», matiza Basulto. De hecho, Casademunt insiste en que «la vinculación entre un alto consumo de embutidos y bajo en fibra (frutas y verduras) con cáncer de colon y recto tiene un nivel de evidencia similar al relacionado con el tabaco y el cáncer de pulmón».
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