África

Lima

Así son las secuelas del ébola en los supervivientes

Órganos diana como el tubo digestivo, el riñón, el hígado y los pulmones pueden sucumbir ante las intensas hemorragias de la enfermedad

La religiosa Paciencia sobrevivió al virus del ébola.
La religiosa Paciencia sobrevivió al virus del ébola.larazon

La afectación por la cepa más agresiva del virus deriva en un fallo multiorgánico si el cuerpo hace frente a la carga viral.

De los brotes de ébola que han azotado al mundo, la variedad de Zaire es la más patógena y la que refiere mayor letalidad. La enfermedad por Ébola virus produce un cuadro tan agudo que, una vez que comienza, o se resuelve en un periodo de tiempo más o menos corto o el desenlace en muchos casos es fatal. «Se trata de una infección aguda que no se cronifica. En un mes o mata o el paciente sobrevive», explica José María Miró, presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).

Algo que corrobora a este semanario Daniel G. Bausch, director del Departamento de Virología y Enfermedades Emergentes de la Unidad de Investigación Médica de la Base Naval de Estados Unidos en Lima (Perú). «Una vez que una persona logra sobrevivir al ébola, el virus es eliminado del líquido y tejidos del cuerpo». Y una vez erradicado, añade Miró, «el paciente ya no puede producir contagio a otros». Pero el peor enemigo son las hemorragias.

«Dianas»

Este virus puede tocar órganos diana, como el endotelio vascular (paredes de los vasos sanguíneos) el tubo digestivo y de ahí las manifestaciones como diarreas y vómitos. También tiene gran tropismo (afinidad) por el hígado, y puede repercutir en otros órganos como los pulmones y los riñones. «Afecta especialmente a los pequeños vasos». A partir de ahí, todos los órganos pueden verse dañados.

En el caso de la paciente ingresada en el Hospital Carlos III de Madrid, tal y como revelaban esta semana, sus pulmones e hígado se habían visto afectados. «En el hígado, las células son capaces de regenerarse, por lo que el paciente puede reponerse. En el riñón, por la deshidratación se puede producir una necrosis tubular, pero la recuperación es completa. No obstante, si la medicación afecta al glomérulo, sí que puede dejar alguna secuela en el funcionamiento de este órgano, pero no por el virus en sí», aclara Miró. En cuanto a los pulmones, «lo cierto es que en la población africana no se produjeron afectaciones en este órgano, pero aquí sí se ha visto enfermedad infecciosa por distrés pulmonar debido a transfusiones, aunque si no existe infección secundaria, la recuperación es completa».

Por otro lado, hay que tener muy en cuenta que si la viremia (carga viral) es muy elevada, el virus campa a sus anchas por todo el cuerpo, por eso, un buen pronóstico en los pacientes es que ésta vaya bajando progresivamente, y que el organismo genere anticuerpos.

Eso es lo que marcará que la enfermedad se cure y las secuelas potenciales sean menores.

Fuentes sanitarias señalan que «eso mismo es lo que ocurre con otras infecciones, que a veces toca algún órgano importante y queda alguna secuela, pero eso es variable».

Por su parte, Alan Schmaljohn, profesor de Microbiología e Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) explica: «que yo sepa, las secuelas del ébola no son permanentes. No se ha producido ningún déficit neurológico conocido, tampoco dolor crónico ni daños irreversibles de los órganos. No obstante, bajo las circunstancias y geografías de los brotes del virus, ninguna secuela que fuera duradera se habría escapado de ser noticia».

Mucho se ha comentado sobre el agravamiento en caso de que exista enfermedad previa, a lo que el presidente de la Seimc responde que «si existe una patología de base, puede empeorar, pero ante cualquier infección, no sólo por ébola, el pronóstico siempre será peor que si no hubiera enfermedad de base». Schmaljohn sostiene que «ante los casos que se vienen sucediendo, lo que se produce es un período prolongado de debilidad; y el tiempo para recuperar la fuerza física probablemente estará relacionado con la severidad de la patología original».

Secreciones genitales

Las últimas informaciones publicadas en los medios apuntan a que, en el caso de los varones afectados por el virus, éste «es eliminado por el semen. En el caso de las mujeres aún se desconoce si también puede eliminarse por secreciones vaginales», añade Miró.

Pero no es algo nuevo, tal y como explica Daniel G. Bausch. En relación a un virus muy relacionado con el ébola, este experto destaca que «en el brote original del virus de Marburg (en 1967 en Alemania) un hombre transmitió la infección a su esposa varias semanas después de haberse recuperado de la enfermedad, y los investigadores encontraron que el virus estaba presente en su semen (menos accesible al sistema inmune). Por eso recomendamos abstenerse o mantener relaciones sexuales seguras con preservativos durante al menos tres meses después de la recuperación», concluye.

Cuando pesa más el estigma que la enfermedad

Esta semana ha tenido lugar en Sierra Leona la primera conferencia de supervivientes en frente al ébola. Miles de personas de África Occidental que han vencido la batalla al ébola, cuentan con inmunidad ante el virus y podrían ayudar en la lucha contra la enfermedad.

La agencia de la ONU para la infancia, Unicef, cree que en los próximos seis meses podría formarse a unos 2.500 supervivientes al ébola en tareas para la lucha contra la epidemia, como el cuidado de niños enfermos.

Uno de los obstáculos para todo esto es el estigma, que en los supervivientes pesa más que la propia enfermedad. El llamado «suero del convaleciente» en África podría ser una realidad, pero son pocos los que confiesan que han sufrido los estragos del virus, por miedo al qué dirán, a ser apartados o incluso a ser acusados de hechicería, todo por desconocimiento.

Las ONG luchan por dotar de utilidad a quienes superan el ébola. Intentan que se integren en los centros de tratamientos como personal de ayuda en el cuidado de los enfermos nuevos, ya que ellos más que nadie conocen mejor las necesidades de los pacientes.