Embarazo
6 condiciones para un colecho sin riesgos
Para muchas madres que han amamantado a sus hijos recién nacidos, el colecho es una pieza fundamental del éxito de la lactancia.
El colecho o “cama familiar” es una práctica normal en muchas partes del mundo que existió ampliamente hasta el siglo XIX en Europa, momento en que las casas empezaron a tener más dormitorios y los niños, su cuna propia. En Japón, por ejemplo se práctica el coclecho hasta que los niños tienen siete años mientras que en muchas otras partes del mundo se hace simplemente para mantener al niño caliente por las noches.
En la actualidad, dormir padres e hijos en la misma cama hasta que el niño decida que quiere hacerlo solo es una práctica que cuenta con fervientes detractores (por sus riesgos físicos) y con defensores a ultranza (por su practicidad) por estar considerada parte indispensable de la corriente de la crianza con apego.
Para aclarar dudas, el comité de lactancia de la Asociación española de pediatría y el grupo de estudio del a muerte súbita recuerdan las condiciones para proteger al bebé y dar el pecho de la manera más comoda para la madre:
Según los expertos, la forma más segura de dormir para los lactantes menores de seis meses es en su cuna, boca arriba, cerca de la cama de sus padres. Existe evidencia científica de que esta práctica disminuye el riesgo de Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante en más del 50%.
Por otro lado, la lactancia materna protege frente al Síndrome de Muerte Súbita del Lactante y, el colecho es una práctica beneficiosa para el mantenimiento de la lactancia materna pero, a su vez, se considera un factor de riesgo en la muerte súbita por lo que el colecho no debe hacerse en estas situaciones:
1. Lactantes menores de 3 meses de edad
2. Prematuridad y bajo peso al nacimiento
3. Padres que consuman tabaco, alcohol, drogas o fármacos sedantes
4. Situaciones de cansancio, especialmente de cansancio extremo, como el postparto inmediato
5. Colecho sobre superficies blandas, colchones de agua, sofá o sillones.
6. Compartir la coma con otros familiares, con otros niños o con múltiples personas.
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