Literatura
Elsa Punset: «En los niños, el precio físico y mental del miedo es elevado»
En su nuevo trabajo, «Los Atrevidos», aborda la posibilidad de entrenar las emociones de los niños.
En sus relatos infantiles cada sentimiento se relaciona con una historia. ¿Esto quiere decir que los niños entrenan cada emoción de manera individual?
-Cada cuento de «Los Atrevidos» destaca una habilidad emocional concreta como el miedo, la autoestima o la alegría. Su análisis por separado ayuda a niños y a padres a comprenderla y gestionarla. Pero cada cuento refleja también las emociones como son en la vida misma: mezcladas, intensas y desordenadas. La mejor manera de entrenarlas es de forma directa, centrándonos en una emoción individual, y también indirectamente, sumergiéndonos en el típico baño diario de sentimientos. La vida nos ofrece a cada rato un momento perfecto para aprender a tratar con las emociones.
-¿Cómo influye un estado equilibrado en la salud de los más pequeños?
-La medicina está haciendo grandes descubrimientos en este ámbito. Cada vez somos más conscientes de que cada emoción deja una huella en el cuerpo. Algunas de ellas, como la ira, la tristeza y el miedo nos pueden debilitar enormemente. Hay que tomarse las emociones en serio. No se trata ni de buenismo ni de un lujo biológico.
-Sin embargo, para que un niño pueda gestionarlas antes tiene que entenderlas. ¿Cómo comprenden un sentir que les hace llorar o reír por primera vez?
-Cuando son pequeños, los niños buscan o evitan de forma instintiva determinadas situaciones, en función de si les provocan emociones que les agradan o que no les gustan tanto. En los primeros años de vida, lo importante es lograr que vivan experiencias positivas. Su valor reside en que permiten que no disminuya su apertura al mundo, su capacidad para la alegría, sus ganas de explorar y de ser curiosos y creativos. Poco a poco, pueden aprender a poner nombre a sus emociones. Esto quiere decir que tendrán la habilidad para calmarlas, potenciarlas o transformarlas. Este aprendizaje lo empiezan a desarrollar mediante la imitación de los padres y los maestros. Es una gran responsabilidad por parte de quienes educamos.
-Muchas veces hemos escuchado la expresión: «no entiendo a mi hijo». ¿Qué errores se cometen al gestionar las emociones de un niño?
-A veces los padres vemos las emociones de los hijos como una amenaza a la autoridad, pero son siempre una oportunidad para profundizar en la relación. Una intimidad real entre padres e hijos asegura la comunicación y la confianza necesarias para enfrentarse a las crisis. Un buen entrenador emocional aprenderá a escuchar y a respetar las emociones de los más pequeños.
-¿Qué sentimientos influyen más en la infancia y, por tanto, exigen mayor atención?
-Decía la psiquiatra Elizabeth Kubler Ross que tenemos que enseñar a nuestros hijos a elegir entre el amor y el miedo, es decir, entre abrirnos al mundo o desconfiar de él. Amor y miedo son los dos grandes polos emocionales. A veces, lógicamente, gana por goleada el miedo, pero su precio físico y mental en los niños es siempre elevado.
-En sus cuentos, los niños siempre son acompañados por animales. ¿Su presencia puede ayudar en el equilibrio emocional de los menores?
-Creo que los animales no humanos nos dan la oportunidad de ampliar nuestra capacidad para empatizar. Con ellos te das cuenta de que el vínculo de afecto y de respeto no tiene por qué depender de que seamos o pensemos de la misma forma. Además, creo que su afecto sencillo e incondicional y sus ganas de jugar y de disfrutar son positivos y cercanos para los niños de la casa.
A vuela pluma
Después de adentrarse en la inteligencia social con el libro «El Mundo en tus manos», en su nuevo trabajo, «Los Atrevidos», aborda la posibilidad de entrenar las emociones de los niños. Además de su escritos, con best-seller como «Una mochila para el universo», su labor como divulgadora cuenta con colaboraciones en televisión. A través de programas como «El Hormiguero» o «Redes» ha compartido consejos para poder vivir la vida con filosofía.
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