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Ignacio Trueba: «Si la Agenda de 2030 de Desarrollo fracasa, más vale cerrar la ONU»

Ignacio Trueba (Representante de la FAO en España)/Foto: Gonzalo Pérez
Ignacio Trueba (Representante de la FAO en España)/Foto: Gonzalo Pérezlarazon

Los datos del hambre han empeorado los últimos tres años. ¿Por qué?

- El hambre se ha incrementado en 40 millones de personas, fundamentalmente porque el número de conflictos ha crecido casi un 100% en 15 años. Y no se puede hacer desarrollo en una zona en guerra; la paz es imprescindible. En las áreas más vulnerables del planeta como el África subsahariana hay una proporción de hambrientos notable; hay violencia, guerra... En Yemen la situación también es alarmante. Por otro lado, el cambio climático afecta tanto a las sequías como a las inundaciones en términos de fenómenos extremos... Precisamente países como Etiopía y Somalia han tenido una sequedad muy grave durante los últimos tres, cuatro años. Eso significa que la producción de alimentos se ha resentido, ha habido tanta hambre que se han comido las inversiones hechas en animales reproductores. Además, la ralentización de la economía ha reducido la ayuda alimentaria y la asistencia en seguridad social.

- No es la primera vez que hay un objetivo con una fecha para acabar con el hambre y no se consigue...

- Si la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible no sale, más vale cerrar la ONU. Tenemos un límite de tiempo de 12 vueltas alrededor del sol antes de 2030 para acabar con el hambre. Esto se aprobó en 2015 y han pasado tres vueltas y resulta que el problema ha subido, aunque ha habido otras cosas que han ido mejor. Una cosa es el número absoluto de hambrientos y otra el porcentaje sobre la población. En 1990 había un famélico cada siete personas y ahora hay uno por cada nueve.

-¿Qué diferencia a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de los anteriores Objetivos del Milenio?

- Ha habido un cambio de enfoque importante. Ahora los protagonistas son los gobiernos y habitantes. El premio Nobel Amartya Sen dice que una de las mayores desgracias de nuestro tiempo es que los países desarrollados acaban aceptando el hambre como algo que tiene que pasar. Esa falta de interés por los temas fuertes e importantes de la humanidad es una desgracia. En los países de la OCDE el número de hambrientos es el 2%, pero la malnutrición afecta a la tercera parte de la población mundial, también por sobrepeso y obesidad o por desequilibrio de los nutrientes. Por ejemplo, la carencia de hierro provoca que ahora mismo un 33% de las mujeres en edad fértil tenga anemia. La ONU dice que hay que acabar con el hambre en 2030 porque es una barbaridad y un escándalo de nuestro tiempo, pero también con las diferentes formas de malnutrición dentro de un planteamiento de producción agraria sostenible. Ése es el desafío. Cada año hay 80 o 90 millones de personas más en el mundo, pero el agua y la tierra son siempre los mismos.

-¿Hay producción suficiente?

- Se produce suficiente para acabar con el hambre, pero es que los hambrientos están donde están. Una cosa es la producción de alimentos en términos globales y otra cosa es su distribución hasta donde están las necesidades. Para eso hace falta logística, organización, compromiso y colaboración también para consumirlos adecuadamente. Es una barbaridad que una tercera parte de lo que se produce se tire.

-¿Hay que proteger a los pequeños productores?

- Hay 500 millones de explotaciones agrarias pequeñas en el mundo; en China hoy el 95% de ellas tiene menos de una hectárea. Además están gestionadas en un alto porcentaje por mujeres, porque los hombres se van a trabajar. Hay que mejorar su gestión medioambiental y el funcionamiento. Lo que tenemos que hacer es cuidarlas. Con los medios que hay hoy, con el «big data», con la educación digital, organizándose y trabajando en común se puede incrementar la productividad de estas pequeñas explotaciones agrarias en donde hasta hace poco se situaban el 50% de los hambrientos.