León

Aumenta la desconfianza hacia Vestas y sus constantes maniobras y enredos

La multinacional condiciona ahora sólo cincuenta recolocaciones y fuera de España, a la firma del ERE

La Razón
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Crece el malestar social, sindical, político e institucional hacia la multinacional danesa del sector eólico Vestas y sus intenciones y maniobras para con la fábrica de Villadangos del Páramos, en León, y las cerca de cuatrocientas personas que allí trabajan.

«Vestas no es de fiar y no es una garantía de nada», decía ayer la consejera de Economía y Hacienda, Pilar del Olmo, quien negaba también que haya un principio de acuerdo con esta empresa como vendía el pasado miércoles el Gobierno de España, puesto que la compañía ni ha dado un paso atrás en su decisión de cerrar la planta leonesa ni se ha comprometido «por escrito» a garantizar la capacidad productiva con un proyecto alternativo. En este sentido, la consejera aseguraba que durante la reunión Vestas sólo se limitó a decir «que se iba a esforzar en buscar una alternativa industrial, pero nada más», y que por eso la Junta y los sindicatos se descolgaron de las negociaciones.

Un encuentro en el que el Ejecutivo de Pedro Sánchez tampoco salía bien parado, por anunciar un acuerdo a bombo y platillo que después no se materializaba. Los trabajadores, que llevan en huelga desde mediados de julio y muchos de ellos acampados a las puertas de la fábrica, se mostraban decepcionados por lo ocurrido pero también y sobre todo porque Vestas solo ofrece un «cierre ordenado» de la planta de Villadangos con recolocaciones que no quieren.

Y es que la multinacional danesa no cambia de planes, ni admite negociaciones en ese punto pese a la presión política, social y sindical que se pueda aplicar sobre la empresa. Así lo advertía en un comunicado que hacía público en la mañana de ayer, en el que confirmaba su intención de acabar con la producción de la fábrica leonesa y daba a conocer que ha presentado al Gobierno de España y a la Junta de Castilla y León un plan de medidas con propuestas para paliar el impacto que tendrá el cese de la producción en la planta sobre el empleo y el tejido industrial de la zona.

El paquete de medidas, cuya implementación está sujeta a la firma por parte de los trabajadores del acuerdo del ERE, incluye varias líneas de actuación que giran en torno al mantenimiento del mayor número de empleos posibles mediante la oferta de recolocaciones, así como la colaboración en la búsqueda activa de posibles inversores para la fábrica y varias propuestas para apoyar a los proveedores y subcontratistas que conforman la red industrial. «Esperamos que tanto el Gobierno central como el regional acojan estas iniciativas para lograr un cese lo más ordenado posible de la actividad», señalan en dicho documento.

Despidos puros y duros

Si bien, según informaba Efe de fuentes sindicales, Vestas sólo les ha ofrecido medio centenar de recolocaciones y además fuera de España, ya que no hay vacantes en las fábricas de Lugo y Ciudad real. Asimismo, hay otros doce trabajadores que tienen más de 55 años que podrían optar a una jubilación, por lo que según estas mismas fuentes, se van a producir trescientos despidos «puros y duros». La empresa niega que no esté comprometida con España, y también defiende su modo de operar, ya que afirma que cumplió con todos los plazos y requisitos de inversión y mantenimiento de empleo para poder ser beneficiario de estos subsidios y contribuir así con sus servicios al impulso de la energía eólica en España.

Nacionalizar la fábrica

Tal y como están las cosas, algunos partidos políticos, como es el caso de Izquierda Unida-Equo, planteaban la posibilidad de nacionalizar la fábrica de Villadangos del Páramo y ponerla bajo el control público para salvar los puestos de trabajo. «hay que presionar a Vestas y evitar que se pierda el empleo», decía su líder y procurador, José Sarrión.

Otras formaciones, como el PSOE insistían en que hay posibilidades de reconducir la situación y apostaban por la unidad entre la Junta, el Gobierno y los sindicatos como única solución a este conflicto laboral.

Desde Podemos, Pablo Fernández reclamaba hechos y realidades y exigía a la Junta y al Gobierno que den un puñetazo encima de la mesa y garanticen el futuro de los trabajadores de Vestas.

El Gobierno dice ahora que busca un socio industrial

El Gobierno de España ha pasado en cuestión de horas de anunciar un acuerdo que iba a salvar el empleo de los 362 trabajadores de Vestas, como apuntó Rafael Blanco, del ministerio de Industria, a asegurar que su prioridad en estos momentos es la búsqueda de un socio industrialpara reactivar la fábrica de Villadangos y, por ende, mantener el tejido empresarial de la zona, como afirmó en Valladolid la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.