Juegos Olímpicos

Buenos Aires

Austeridad y un transporte público que envidian las rivales

Austeridad y un transporte público que envidian las rivales
Austeridad y un transporte público que envidian las rivaleslarazon

Llega la hora de la verdad. La candidatura olímpica madrileña se enfrenta a un centenar de jueces que decidirán el futuro de la capital. Por eso, Madrid 2020 lleva meses convenciéndolos de forma personal de que la nuestra es la mejor opción. El proyecto es una revolución en el concepto tradicional de Juegos. No incluye grandes inversiones en infraestructuras o la creación de nuevos entornos con arquitectura de vanguardia. No le hace falta, ya lo tiene. Una de las grandes ventajas de Madrid 2020 es que llevamos una década persiguiendo el sueño olímpico. Un anhelo que se ha intrincado en las políticas de desarrollo de la ciudad hasta el punto de que, ajenos a las derrotas, se ha seguido adelante con esa transformación. Por si no lo recuerdan, los túneles de la M-30 ya formaban parte de la candidatura de 2012 y la Caja Mágica, a orillas del parque del Manzanares, era el proyecto estrella cuando aspirábamos a albergar los de 2016.

Cuando se firmó el convenio para permutar el Calderón por La Peineta, los pliegos incluían las candidaturas olímpicas de 2012, 2016, 2020 e, incluso, 2024. Es decir, si se suma la inversión en infraestructuras de transporte y urbanísticas, sedes deportivas, inversión privada en nuevos hoteles y los proyectos de las anteriores candidaturas, las cuentas son similares a las que han tenido que hacer otras grandes ciudades como Londres, Beijing o Barcelona para albergar los Juegos. La diferencia es que Madrid ha integrado los proyectos anteriores en el concepto de la ciudad. La capital lo tiene todo hecho. Apenas hay que invertir 1.515 millones de euros en los próximos siete años y las tres administraciones –Ayuntamiento, Comunidad y Gobierno de España– se han comprometido a cubrir este importe.

La austeridad es una de las banderas de Madrid 2020: no hacen falta grandes inversiones, sólo una buena gestión. Por primera vez en la historia, el presupuesto de inversión es menor que el de organización. Esto significa que el grueso del dinero se destinará a los deportistas y al espectáculo de las competiciones. Al no tener que equilibrar una balanza lastrada por grandes infraestructuras, las ganancias de los Juegos –entradas, promoción, merchandising, etc.– serán mayores. Lejos queda pues aquella primera candidatura de 2012, llena de sueños e ilusiones y con casi todo a medio hacer que, con todo, estuvo a punto de lograrlo. Ahora ya no existe el problema de la falta de hoteles, sino que rebasamos de sobra los requisitos del COI, ni los desequilibrios que detectó la comisión olímpica que revisó la candidatura de 2016, nuestra mejor baza hasta ahora. No hay más que ver la progresión de Madrid 2020 respecto a las anteriores intentonas y respecto a sus rivales: Tokio y Estambul. Por primera vez, la capital fue la mejor puntuada en el corte en el que cayeron Doha y Bakú. Igualmente, obtuvo la mejor valoración en el informe de la Comisión de Evaluación del COI. Aunque ya no había una frase como «calidad variable» o «muy alta calidad» que diese pistas sobre la puntuación que había dado la Comisión a cada ciudad, sí que hubo algo evidente: ninguna apreciación negativa. Es más, lo que todos creían que era el mayor hándicap de la candidatura madrileña, la crisis económica, se convertía en una de sus fortalezas. La Comisión destacó en su informe que en estos tiempos hay que dejarse de grandes inversiones y promesas pomposas y ajustarse a los requisitos del COI optimizando los recursos.

Los Juegos se organizarán en torno a dos núcleos: Estadio Olímpico y Manzanares, y la gran mayoría de las sedes de competición están a menos de 20 minutos de la Villa Olímpica. El 80% de las infraestructuras están terminadas y sólo cuatro de ellas necesitan obras. Otra ya está planeada, sólo se harán seis nuevas y dos más, que serán temporales. Asimismo, todas las subsedes están unidas por AVE. Respecto a las sedes, la candidatura ha hecho caso a las sugerencias que, desde el COI, se le hacían sobre los lugares emblemáticos en los que competir, al estilo de Londres 2012. Será el Retiro el lugar en el que se celebre este deporte y la plaza de toros cambiará toreros por jugadores de baloncesto.

Madrid cuenta con un excelente sistema de transporte público y privado, algo que siempre han destacado de todas las candidaturas olímpicas y, si logramos los Juegos, se construirán tres nuevas estaciones de metro y dos de Cercanías. El legado está garantizado. No sólo porque ya se está disfrutando gran parte del mismo, sino porque el gran proyecto pendiente: la Villa Olímpica, será un nuevo barrio con viviendas sociales. Del mismo modo, el futuro de La Peineta está asegurado y es rojiblanco, los colores del Atlético de Madrid. Y, por si había dudas, tanto las encuestas de la candidatura como las del COI coinciden: queremos los Juegos. El apoyo popular supera el 75por ciento y roza el 80 entre los jóvenes que ven en los Juegos una oportunidad, en todos los sentidos. No hay más que ver las cifras de voluntarios que, a día de hoy, superan los 55.000 cumpliendo el reto de rebasar los 50.000 que comprometió la candidatura. Todo ello con el respaldo de la experiencia de haber organizado en España en los últimos años 77 campeonatos del mundo y 85 europeos.

Tokio: Juegos «compactos» para atletas y público

Con 600 periodistas acreditados y un equipo de 250 personas, la candidatura de Tokio comenzó ayer los ensayos. «La gente de Buenos Aires ama el deporte, un amor que el pueblo japonés comparte», subrayó Masato Mizuno, CEO de la candidatura. Buscan desterrar el fantasma de Fukushima y «vender» unos JJOO cómodos y «compactos» para atletas y público: en 8 kms. se disputarán casi todos las disciplinas.

Estambul: veinte años soñando con ser olímpica

«Estos son nuestros Juegos». Con esta declaración de intenciones aterrizó ayer la delegación turca en Buenos Aires. Su presidente, Hasan Arat, aseguró que ser ciudad olímpica es el sueño de Estambul en las dos últimas décadas. Un hotel de la cadena Sheraton en el centro de la ciudad argentina será su cuartel general. Las bazas que venderán son su riqueza histórico-cultural y su ubicación estratégica.