Asamblea de Madrid

El Vesubio azul del PSOE

El Vesubio azul del PSOE
El Vesubio azul del PSOElarazon

Dentro de los recuerdos agradables que todos tenemos de la infancia, hace poco me vino a la memoria un libro publicado en 1965 cuyo título era “La Antología del Disparate”. Se trataba de una recopilación de destacados errores de alumnos en los exámenes y reválidas de aquella época. Allí se recopilaban todo tipo de disparates de la guisa de “¿qué río pasa por Viena? El Vesubio azul”. Lo triste es que he recordado esta obra cuando leía, días atrás, la Proposición de Ley de Cambio Climático que el Partido Socialista ha promovido dentro de la Asamblea de Madrid y que, afortunadamente, ha sido rechazada por los votos del Partido Popular y de Ciudadanos.

El texto propuesto por el PSOE parte de un evidente desconocimiento de la normativa europea en materia medioambiental, que se agrava por el hecho de pretender construir la casa por el tejado. Tras las cumbres de París en 2015 y de Marrakech en 2016 no tiene sentido que las Comunidades se dediquen a dictar leyes a cual más oportunista o populista. Lo que resultaría coherente es que la Administración del Estado, que es el sujeto de las obligaciones y derechos en esta materia, impulse una norma básica y que, después, las Comunidades elaboren sus normas, dentro de su ámbito competencial, si lo consideran oportuno.

Partiendo de este grave error conceptual, el texto plantea la creación de innumerables órganos: la Comisión de Política de Cambio Climático, la Dirección General de Cambio Climático, el Consejo Ciudadano para el Cambio Climático, la Comisión de Coordinación, la Comisión Permanente de Calidad del Aire, etc. Creo que sobran las palabras! ¿Por qué la Izquierda española piensa que los problemas sólo se arreglan creando órganos y comisiones?

Este laberinto de órganos y comisiones es especialmente intrincado y extravagante y, por eso, choca con el principio de separación de poderes, con el Estatuto de Autonomía, con la capacidad de organización del Gobierno Regional y con el Reglamento de la Asamblea de Madrid. Pequeños detalles...

Desde el punto de vista de técnica normativa el texto es antológico. En primer lugar, porque se trata de una autentica “Ley escoba” que, con la excusa del cambio climático, pretende abordar asuntos de la más variada índole que se encaminan a derogar las medidas que los gobiernos del Partido Popular han adoptado, a lo largo de los años, para mejorar la riqueza y el empleo de los madrileños. Por ejemplo, quieren suprimir la libertad de horarios comerciales que tantos empleosestá creando. En segundo, porque muchos artículos de esta ley son puramente enunciativos, más propios de un documento de declaración de intenciones que de una norma jurídica. Finalmente, el texto contiene muchos preceptos inconstitucionales porque abordan competencias que no corresponden a la Comunidad de Madrid.

Esta joya normativa, que se estudiara en el futuro en la asignatura de Historia del Derecho junto al Digesto de Justiniano, el Fuero Juzgo o las Partidas de Alfonso X “el Sabio”, quiere imponer un auténtico disparate fiscal. Recupera el Impuesto sobre el Patrimonio y, no satisfecha con ello, propone un recargo sobre los inmuebles, crea un nuevo Impuesto a las Emisiones de Gases de Efecto Invernadero, suprime la deducción a la inversión de vivienda de nueva construcción en el IRPF, suprime la deducción por incremento de costes financieros en ese mismo impuesto, establece un recargo en Transmisiones Patrimoniales sobre viviendas nuevas no eficientes energéticamente, implanta un recargo sobre el Impuesto Especial sobre la Electricidad, etc. Es decir, la norma nos llevaría al mundo feliz que el Partido Socialista y Podemos quieren para los contribuyentes madrileños.

Creo que esta relación es suficientemente elocuente de la afición del PSOE para crear impuestos y suprimir deducciones. Sin embargo, una de sus propuestas entra en “La Antología del Disparate” por la puerta grande: la norma propone suprimir la deducción por inversión en vivienda de nueva construcción, olvidando que ésta deducción ya fue suprimida en 2008. Y es que, al igual que El Cid ganaba batallas después de muerto, el PSOE quiere derogar deducciones fiscales ya derogadas, en su acreditado afán de elevar la fiscalidad a los madrileños.

Podría seguir explicando durante muchos párrafos el resto de desatinos por los que esta norma me recordó el contenido del viejo libro titulado “La Antología del Disparate”, pero pienso que con lo que ya he expuesto será suficiente para que el lector y los madrileños valoren la falta de seriedad en las propuestas que realizan algunos grupos parlamentarios de la Asamblea de Madrid.