Naturaleza
El mayor bosques de secuoyas del mundo está en Cantabria
Los árboles superan los cuarenta metros pero pueden llegar a medir más de cien
La cónifera más alta que existe en el mundo es la secuoya y en Cantabria hay un monte donde se aglutinan 850 árboles de esta especie, conformando el mayor boque de secuoyas del mundo.
El encanto de este bosque no pasa desapercibido, de hecho se ha convertido en todo un destino para quienes optan por elegir Cantabria como destino vacacional.
El Monte Corona está situado a escasos kilómetros de Cabezón de la Sal, y es la denominación que recibe el conjunto de montes de los términos municipales de Udías, Comillas, Valdáliga y una parcela llamada Monte Cabezón. En este último es donde se encuentra el bosque de las Secuoyas declarado Monumento Natural por decreto del Gobierno de Cantabria en 2003, pasando así a formar parte de la red de Espacios Protegidos de Cantabria.
Para saber el origen de este bosque hay que remontarse muy atrás, concretamente a los años 40 del siglo XX, que fue cuando se plantaron estos árboles que están considerados de crecimiento rápido. Aunque a la vista del humano llame poderosamente la atención la altura de estos árboles, ya que algunos superan los 40 metros de altura, en realidad son secuoyas muy jóvenes ya que es un árbol que supera los cien metros de altura. El ejemplar más alto del mundo mide 115,55 metros y está en el Parque Nacional Redwood, al norte de San Francisco.
La secouya es una especie foránea, se introdujo en Europa en 1843 y se cultiva como árbol ornamental en parques y jardines. Es un árbol poco habitual en Cantabria y en general en España, de ahí que el encanto de este bosque sea tan especial ya que el turista puede ver algo que no encontrará en ninguna otra parte del país.
En el año1926, la Ley del Plan General de Repoblación recomendó la plantación de especies de crecimiento rápido en provincias cantábricas en terrenos baldíos.
En el año 1942 se constituyó el consorcio del monte Corona con el Patrimonio Forestal del Estado, dando comienzo al proceso de ordenación del mismo. Durante tres décadas la mayor parte de los terrenos de este monte, que incluían grandes masas frondosas de árboles y áreas de pastizal y matorral, fueron repoblados por especies foráneas, principalmente eucaliptos, robles americanos y pinos. La política forestal de aquellos años perseguía un objetivo: reducir las importaciones de madera. Fue entonces cuando se plantaron estas secuoyas, para lograr tener madera rápida ya que las especies autóctonas propias del clima cantábrico son árboles de crecimiento lento.
De aquellas plantaciones, que ahora ya no se llevan a cabo, ha quedo este bosque que se ha convertido en uno de los mayores reclamos turísticos de la comunidad cántabra, tal es la afluencia que desde la Administración regional quieren poner un sistema de acceso para controlar la afluencia de visitantes.
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