Valladolid
Quince meses de arduo trabajo policial para resolver el crimen de la Plaza Circular de Valladolid
Los siete presuntos miembros de un grupo criminal, ya detenidos, querían robar a una anciana de 74 años que acabó falleciendo
Tras quinces meses de arduo trabajo, la Policía ha detenido a los siete presuntos miembros de un grupo criminal que querían robar a una anciana de 74 años, que acabó falleciendo en Valladolid. La delegada del Gobierno en Castilla y León, Mercedes Martín, presentaba en rueda de prensa las operaciones del denominado caso “Mariya”, que concluían con “el esclarecimiento de un homocidio gracias una trabajo minucioso, concienzudo y desarrollado con una enorme profesionalidad”.
En dichas actuaciones se han detenido a siete hombres de entre 25 y 41 años, de los que cinco están en prisión y otro se está a la espera de que sea extraditado desde la República Checa mientras que el séptimo ha quedado en libertad con cargos. Seis son de nacionalidad búlgara y otro, el presunto autor intelectual, de nacionalidad española.
Los hechos hay que remontarse al 18 de octubre de 2018, cuando fue encontrado el cadáver de una mujer de 74 años en su domicilio, en un piso de la Plaza Circular, amordazada con cinta plástica, y presentando golpes y contusiones. Fue uno de los tres hijos el que alertó a la Policía de que su madre no contestaba a las llamadas de teléfono.
La Policía pudo comprobar que ninguna de las dos puertas de acceso a la vivienda había sido forzada. Que tampoco habían abierto la caja fuerte que se encontraba en una habitación y que, sin duda, había sido el objetivo de la presencia de los delincuentes en el domicilio de María. Que había ropa tirada por el suelo. Que los armarios estaban revueltos. Y que las tres personas, porque fueron tres, que entraron en el domicilio, salieron apresuradamente.
El hecho de que las puertas no hubieran sido forzadas significa que los autores del homicidio tenían llave o que, en contra de lo que era una costumbre arraigada en la víctima, ella misma había abierto la puerta. Esto último es muy difícil que ocurriera porque era muy escrupulosa a la hora de preservar su seguridad.
No pudieron abrir la caja fuerte que contenía 223.000 euros en metálico y joyas. Tenía una combinación, que sí encontraron, pero también tenía una llave que la fallecida cambiaba con cierta frecuencia de escondite. La Policía cree que el motivo de que la anciana fuera golpeada responde al intento de que les facilitase la llave, cosa que no hizo.
Para llegar a saber quiénes eran esas personas y a qué respondía su actuación “ha habido que realizar muchas horas de trabajo minucioso. Por ejemplo, ha habido que repasar horas de grabaciones de vídeo y buscar entre los miles de vehículos que pasaron por la Plaza Circular el que utilizaron los supuestos homicidas para llegar al lugar de los hechos”, ha señalado la delegada.
Hubo que rastrear todas las imágenes disponibles de la plaza y de los alrededores. Y esto, sin que los investigadores pudieran saber a ciencia cierta si iba a conducir a alguna pista productiva. Pero se pudo acabar sabiendo que llegaron en coche hasta un lugar de la plaza próximo al portal.
Tras revisar miles de fotogramas de vehículos procedentes de las cámaras de la propia plaza y de los alrededores, se observó a uno con unas características determinadas que había pasado por la misma zona de la Plaza Circular, en tres ocasiones en la mañana del día de los hechos con varios ocupantes, la última de las veces de forma inmediata casi a la entrada de los asaltantes y en ese caso, circulaba sin personas a bordo.
La investigación del teléfono móvil del primer sospechoso, al que se vinculó con el vehículo, y los números de las llamadas recibidas y que recibió, siguió arrojando luz sobre el hecho. Entre esos contactos se encontraba el de un español de 34 años, R.A.R., al que se considera autor intelectual del delito. No estuvo dentro de la vivienda, pero sí en las proximidades. Tenía relación, por su profesión, con el hijo de la fallecida. “Dicho lo cual”, ha querido destacar Mercedes Martín, “conviene destacar que la Policía desvincula por completo al hijo de la muerte de su madre”.
Las detenciones se precipitaron por un hecho que nada tiene que ver con el caso. Uno de los seis ciudadanos búlgaros identificados, que vivía en Valencia de Don Juan (León), abandonó inopinadamente su residencia y su trabajo. La Policía cree que el motivo es que había recibido una citación de un juzgado para otro asunto menor y no quiso presentarse, pero no porque sospechara que se supiera su participación en el crimen de la Plaza Circular, sino porque tenía una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) por un robo cometido en Bulgaria.
Temió, probablemente, que al acudir al Juzgado pudieran detenerle. Fue, además, una de las tres personas que estuvo dentro de la vivienda. Esta huida provocó que se pusiera en marcha el dispositivo de detención de todos los implicados a partir del 9 de diciembre pasado.
Ese día 9 fue detenido uno de los implicados en Cangas de Onis (Asturias) y otros dos en Valladolid. Al día siguiente, el 10 de diciembre, se detuvo al implicado de nacionalidad española y a otro de los implicados de nacionalidad búlgara. El día 20 se entregó la persona que conducía el vehículo que transportó a los presuntos homicidas.
Por último, el 16 de enero fue detenido en la República Checa la persona que había fijado su residencia en Valencia de Don Juan.
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