Manos Unidas planta cara a la cultura del desperdicio y el derroche

Manos Unidas Valladolid ha presentado esta mañana su tradicional campaña contra la pobreza y el hambre en el mundo de cada año por estas fechas, con dos claros protagonistas en esta ocasión: el primero, plantar cara a la “cultura del derroche y el desperdicio" que, según su presidente, José María Borge, impera en la sociedad actual y está provocando el "deterioro del planeta”; y, en segundo lugar, hacer un llamamiento a la solidaridad de la población ante el descenso de socios benefactores que ha sufrido en el último año la oenegé católica.

“El consumismo de la sociedad de hoy es culpable del cambio climático que estamos padeciendo y que está perjudicando a los países más empobrecidos, puesto que subsisten en un entorno natural y son los menos responsables de esa destrucción y los que menos herramientas tienen para combatirla”, destacaba Borge a LA RAZÓN días antes de la presentación este lunes de esta campaña en el Arzobispado de Valladolid, junto al obispo auxiliar de Valladolid y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, además del consiliario de Manos Unidas, José María Gil, y el misionero seglar y agricultor procedente de la República Dominicana Manuel Pérez Canario.

Respecto a la bajada en el número de benefactores, el presidente de Manos Unidas Valladolid reconoce que es un hándicap importante por cuanto dificulta la estabilidad financiera que se requiere para afrontar proyectos de desarrollo con solvencia. Si bien, y pese a este problema, pone en valor que este año van a poder destinar a la lucha contra la pobreza alrededor de 550.000 euros gracias a la aportación de los 1.723 socios con los que cuentan en la Diócesis, de los que 1.300 son particulares, a los que hay que sumar las 305 parroquias, más de sesenta instituciones religiosas, una treintena de colegios, dieciséis asociaciones, siete empresas privadas y siete organismos públicos.

Un dinero que se va a destinar a varios proyectos de todo tipo, tanto educativos, como culturales, sociales, agrícolas o sanitarios que la oenegé lleva a cabo en países desfavorecidos. Concretamente, cuatro de las más de diez iniciativas previstas para 2020 se van a realizar en India, entre ellas una escuela para niños sordos, reinserción educativa de niños trabajadores, fomento de la inclusión social de personas con discapacidad, y el desarrollo educativo de población descastada. Otro de mejora al acceso a la educación secundaria en Burkina Faso, y uno más de fortalecimiento de agrupaciones campesinas en Angola, pasando por el fomento y ayuda a organizaciones de mujeres en Perú. También habrá dinero de Manos Unidas Valladolid para otras iniciativas educativas en Etiopía y Mauritania y otro de mejora del hábitat en El Salvador.

El misionero seglar y agricultor dominicano, Manuel Pérez Canario, destacaba durante su intervención la importancia de los proyectos que Manos Unidas ha llevado a cabo en su país en los últimos años. “El cambio climático ha supuesto la aparición de nuevas enfermedades y plagas que no existían, sequías, lluvias fuera de época o la desaparición de fuentes de agua”, explicaba para quien gracias a la oenegé católica “la gente es cada vez más consciente del problema y está aprendiendo a recuperar suelo, a diversificar los cultivos y a potenciar las producciones ecológicas, que además contribuyen a una alimentación más sana”.

Finalmente, Monseñor Argüello, que hacía de anfitrión y presentaba una campaña que lleva como lema “Quien más sufre el maltrato del planeta, no eres tú" , ponía como ejemplo de “deterioro del planeta” lo que ha vivido recientemente en un viaje que ha realizado a Venezuela, un país en el que aseguraba haber visto esos días contaminación en las aguas, la desaparición de ecosistemas o el deterioro del territorio y la vida de las comunidades más pobres.

Ayuno solidario

Este viernes, la oenegé llevará a cabo un Ayuno Solidario en varios colegios de Valladolid y provincia como el Amor de Dios, el Juan XXIII o Nuestra Señora De La Consolación, conocido como las Agustinas, donde alumnos, padres y profesores aportarán una cantidad voluntaria de dinero por un bocadillo. Y el domingo, además, todas las parroquias y templos vallisoletanos realizarán una colecta para recaudar fondos y destinarlos a estos proyectos de desarrollo mencionados anteriormente.

«Tenemos que movernos, salir a la calle y pedir ayuda, pero también para sensibilizar y concienciar de que nos estamos cargando el planeta con nuestra forma de vida. No nos queda otra, porque mucha gente, aunque conoce la realidad, luego no la lleva a la práctica, no compra con arreglo a lo que va a consumir y se sigue tirando mucha comida», asegura Borge, convencido de que, «como siempre», los vallisoletanos demostrarán su solidaridad.