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Los criadores de toros bravos avisan de pérdidas millonarias en la España que se vacía

El rey Felipe VI se interesa por la crisis en el sector durante una reunión por teléfono con el burgalés Antonio Bañuelos, presidente de los ganaderos de animales de lidia

El ganadero burgalés Antonio Bañuelos, presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia
El ganadero burgalés Antonio Bañuelos, presidente de la Unión de Criadores de Toros de LidiaAntonio BañuelosLa Razón

El mundo del toro contiene la respiración ante la que se avecina. Y aunque confían o desean mejor dicho en poder recuperar algunos festejos importantes de final de temporada si la desesacalada en España progresa adecuadamente, tienen claro también que eso es algo que ahora nadie puede garantizar y por eso la preocupación es máxima. Las ferias más importantes de nuestro país, como son San Isidro, en Madrid; la feria de abril sevillana o la pamplonica de San Fermín, ya se han suspendido. Bilbao o San Sebastián seguirán el mismo camino en verano probablemente, y en nuestra Comunidad, las ferias taurinas de junio previstas en Soria, Burgos y León, tampoco se llevarán a efecto.

El daño ya está hecho, pero serán aún mayor si se suman los miles de festejos populares, entre capeas, encierros o novilladas y bolsines que se van a tener que suspender en este periodo estival que se avecina en la mayor parte de España. Ciudades y pueblos principalmente donde los toros son el alma de sus fiestas patronales, y fuente de riqueza y empleo.

Todas estas suspensiones suponen unas pérdidas que se han cuantificado en alrededor de 77 millones de euros, según la Unión de Criadores de Toros de Lidia, cuyo presidente, el burgalés Antonio Bañuelos, ha mantenido una conversación telefónica este viernes con Su Majestad el rey Felipe VI, interesado por el devenir de la Fiesta Nacional, que no atraviesa por sus mejores momentos.

El monarca, taurino aunque no tan pasional o participativo como su padre, el rey emérito Juan Carlos I, escuchaba con preocupación de boca de Bañuelos la situación del sector de ganaderos de bravo en este contexto de crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del coronavirus.

Y es que el ganadero burgalés no dudada en prendas en trasladar al rey la realidad del sector y las consecuencias “devastadoras” para el sector en lo económico, pero también y sobre todo para la España que se vacía, puesto que la mayor parte de estas explotaciones agropecuarias se encuentran en el medio rural y generan miles de empleos directos e indirectos de mano de obra especializada y además en zonas deprimidas del país, así como para la biodiversidad y el mantenimiento de los ecosistemas, y encima ahora que tanto se habla de luchar contra el cambio climático.

Antonio Bañuelos comunicaba al rey la zozobra y el desasosiego existente en todo lo relacionado con la tauromaquia, donde el toro bravo es “pieza fundamental” para el desarrollo y celebración los espectáculos culturales taurinos. Unos festejos que, según recordaba el ganadero burgalés, aportan al Estado 140 millones en concepto de IVA al año, siendo el segundo espectáculo cultural por número de espectadores, solo por detrás del cine europeo y el segundo espectáculo en vivo, solo por detrás del fútbol. Algo que, dicho sea de paso, no se ha tenido en cuenta en las ayudas al mundo de la Cultura por parte del Gobierno para superar las consecuencias de esta pandemia.

Precisamente en ese contexto, el presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia advertía al rey de la necesidad de poder contar con ayudas directas y medidas de reactivación de la actividad solicitadas al Estado y a las comunidades autónomas para que los ganaderos y los profesionales del sector puedan paliar esta “difícil situación” ocasionada por la crisis sanitaria.

Castilla y León, pionera

Unas ayudas que, al menos en el caso de Castilla y León ya se han aprobado, siendo esta Comunidad la primera de la España autonómica que echa un capote al mundo del toro. Castilla y León ha dado luz verde hace unos días a una línea de ayudas de 1,1 millones de eurospara las explotaciones de la ganadería de lidia, con un máximo de cinco mil euros por instalación o empresa. Además, la Región pone a disposición de las instalaciones del Centro de selección y reproducción animal (Censyra), ubicadas en León, para el mantenimiento y la conservación de las estirpes y los encastes de las ganaderías del toro de lidia como contribución a la diversidad biológica de esta raza.

Finalmente, Antonio Bañuelos informaba a Felipe VI de la estrategia de la Unión de Criadores en las instituciones europeas cuando se está negociando la PAC, que pasa por la defensa de los intereses de los agricultores y ganaderos en el diseño de la nueva Política Agraria Comunitaria como recurso fundamental para el mantenimiento del tejido rural del país, y también alineados con la Estrategia de la UE sobre la Biodiversidad que tiene como objetivo la conservación de la diversidad genética y las medidas de protección medio ambiental.