Agricultura
El Itacyl evalúa los beneficios sociales de la agricultura para el clima, el medio ambiente y el desarrollo rural
Logra dos millones de Europa para inventariar las necesidades de datos y posibles soluciones ante las políticas agrarias post 2020
Buenas noticias para Castilla y León que sigue siendo referente en materia de investigación, desarrollo e innovación agraria a través del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl). Y es que esta entidad pública adscrita la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural ha obtenido dos millones de euros de fondos procedentes de la Europa de la Unión para poder llevar a cabo durante los próximos tres años el proyecto Monitoring and Evaluation Frameworks for the Common Agricultural Policy (MEF4CAP), dentro del programa Horizonte 2020.
El Itacyl se encargará de evaular los beneficios sociales de la agricultura para el clima, el medio ambiente y el desarrollo rural en una investigación cuya finalidad principal será la establecer un inventario de necesidades de datos y posibles soluciones que satisfagan los requerimientos de seguimiento y evaluación de las políticas agrarias post 2020, tanto a nivel nacional como europeo, según informan fuentes del departamento que dirige Jesús Julio Carnero.
El estudio definirá una hoja de ruta que, a través de los datos e indicadores que vayan conociendo, servirá para poner en marcha las futuras medidas que afecten a los agricultores y ganaderos europeos. De hecho, los resultados permitirán armonizar aún más los marcos de seguimiento y evaluación de los estados miembro, incluidos los indicadores y sus métodos de medición.
El proyecto pretende explotar el potencial del uso y la reutilización de datos procedentes de satélite, estadísticas ambientales, sociales y económicas junto con datos privados de sistemas de gestión de explotaciones para evaluar los beneficios sociales de la agricultura para el clima, el medio ambiente y el desarrollo rural.
Este es el tercer proyecto Horizonte 2020 de la Comisión Europea que consigue en los últimos tres años el Itacyl en el campo de las agrogeotecnologías.
El proyecto lo coordina el Departamento de economía agraria de la Universidad Wageningen de los Países Bajos y participan otros ocho socios de Bélgica, Irlanda, Grecia, Polonia y España. Y además, del Itacyl, en este estudio participa Cooperativas Agro-alimentarias, que es el otro socio español del proyecto que participará defendiendo la visión y el interés de los agricultores en el desarrollo del mismo.
Cinco proyectos en el programa Horizonte 2020
El Itacyl será líder de uno de los paquetes de trabajo gracias a la experiencia acumulada en los últimos años en el desarrollo de proyectos relacionados con el uso de tecnología espacial para la monitorización de la actividad agraria a diferentes niveles, así como en la implementación operativa del nuevo sistema de controles por monitorización de las ayudas directas.
Y es que durante estos últimos años, desde el Instituto Tecnológico Agrario se ha potenciado la participación en proyectos europeos mediante convocatorias como Horizonte 2020, que son muy competitivas y exigentes. Además de los tres proyectos en el campo de tecnología espacial, como la herramienta de gestión de nutrientes FAST de la Comisión Europea y el proyecto SEN4CAP de la Agencia Europea del Espacio, que permiten a Castilla y León situarse como una de las zonas más punteras en Europa en el uso de nuevas tecnologías espaciales en el ámbito agrícola, el Itacyl ha participado en otros dos más en el área de bioeconomía desde el Centro de Investigación de Biocombustibles en Villarejo de Órbigo (León), los proyectos Waste2fuels y Agrocycle.
Waste2Fuels tiene como objetivo desarrollar biocarburantes avanzados, concretamente biobutanol de alta calidad, a partir de residuos agroalimentarios como la piel de patata, el bagazo de manzana, de cerveza o la cáscara de café.
A través del proyecto Agrocycle se ha realizado un análisis completo de las cadenas de valor de residuos agroalimentarios, desde la granja hasta la mesa (incluida la producción agrícola y ganadera, el procesamiento de alimentos y el sector minorista), abordando una amplia gama de alternativas de valorización, que incluyen la producción de biocombustibles y biopolímeros y la generación de energía en forma de biogás. De este modo, se quiere contribuir al objetivo de la Comisión Europea de reducir el desperdicio de alimentos en un 50 % para 2030.
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